
Otro crespón negro cuelga en la fiesta brava.
Por FRANCISCO VARGAS M.
Aguascalientes.- Siempre es difícil dar a conocer el fallecimiento de un personaje o miembro de la familia taurina, pero más cuando se trata de un amigo, porque se agolpan todos los recuerdos y momentos que en vida disfrutamos, lo que hace difícil poner los dedos en cada tecla para redactar la noticia.

Eso sucede en estos momentos que con enorme tristeza damos a conocer el lamentable fallecimiento del conocido torero y ganadero Rafael Ií±iguez Ruiz mejor conocido como en el medio como âEl Rivereí±oâ, quien murió este miércoles 11 de noviembre a las 01:30 horas a la edad de 74 aí±os, en conocido hospital público de esta ciudad capital de Aguascalientes, debido a la grave cornada mortal que le dio ese terrible y temible toro llamado âCoronavirusâ; que ha acabado y arrebatado la vida a miles de personas de todas las edades, sexo y posición social y económica.
Rafael Ií±iguez Ruiz, nació el 24 de octubre de 1946, en Jocotepec Jalisco; en la Riviera del Lago de Chapala, de ahí su sobrenombre de âEl Rivereí±o, y su infancia la vivió en Yahualica. Sus padres fueron don Faustino Ií±iguez y doí±a Petra Ruiz, quien al enviudar siendo un nií±o Rafael, ayudaba a su madre para llevar dinero a
casa, mujer de trabajo y lucha que sacó adelante a toda su familia y que le caracterizó ayudar a las personas.
Siendo joven âEl Rivereí±oâ partió a los Estados Unidos, propiamente a California, donde trabajó como cuidador de caballos en algunos ranchos, por lo que se hizo un gran conocedor del tema, gustando también por asistir a los hipódromos para presenciar carreras y derbys.
Regresó a México y de inmediato se enamoró de la fiesta brava, conviviendo con personajes y toreros de los setentas hasta llegar a vestir el terno luces al convertirse en novillero con caballos, actuando en importantes plazas como La Aurora de Ciudad Nezahualcóyotl, Estado de México; como en plazas de Guadalajara, Durango, San Luis Potosí, Yahualica, Aguascalientes, entre otras muchas más, logrando triunfos basados en su tauromaquia, entrega y gran valor.
Posteriormente contrajo nupcias en el aí±o de 1973, con Rosalina Rangel Dorado, hija del reconocido ganadero don Celestino âTatoâ Rangel Aguilar, dueí±o de Garabato, quien al morir deja la ganadería a su hija quien conjuntamente con su esposo se hicieron cargo del manejo de la dehesa divisa color gualda y rojo, con fecha de fundación de 1870, y que se ubica en el municipio de Pabellón de Arteaga, Aguascalientes.
Al fallecer su esposa doí±a Rosalina Rangel Dorado en el aí±o de 2004, decide âEl Rivereí±oâ que su hijo Hiram, se hiciera cargo del manejo y administración de la
ganadería, como lo sigue haciendo hasta la fecha con enorme amor, carií±o y dedicación, siguiendo siempre todos los consejos de su seí±or padre, todo con el firme propósito de poner nuevamente en lo primeros lugares a Garabato, de las ganaderías del campo bravo mexicano.
Otra de las pasiones de âEl Rivereí±oâ como de su seí±ora esposa Rosalina, fueron los caballos, prueba de ello fue que en el aí±o de 1981 pusieron la âEscuela de Equitación de Aguascalientesâ, disciplina que practicaron ambos obteniendo el reconocimiento y conquistando varios premios y trofeos.
Rafael Ií±iguez âEl Rivereí±oâ, siguiendo el ejemplo de su seí±ora madre, siempre le caracterizó ayudar a la gente como a sus amigos, además de tener un humor muy personal como esa manera tan sencilla y sin complicaciones de vivir, ganándose el carií±o y afecto de todas las personas y en especial de la familia taurina.
Su cuerpo fue cremado y la Misa será hoy jueves a las 12:30 horas en el Templo de Santo Toribio; el Novenario iniciará maí±ana viernes en el Templo de La Merced, por confirmar la hora.
A nombre de todos los que formamos parte de este importante medio, enviamos nuestras más sinceras condolencias a sus hijos Rafael, Rosalina, Hiram e Imperio, así como sus hermanas Raquel y Angélica, como a toda su apreciable familia.
Amigo Rivereí±o, seguro estoy que te encuentras ya en cielo, disfrutando de la Gloria de Nuestro Padre Dios, haciendo tus crucigramas y sopa de letras, escuchando tus canciones favoritas âLa Eche en un Carritoâ como âSonora y Sus Ojos Negrosâ, mismas que disfrutabas y cantabas en nuestras muchas e inolvidables convivencias. Gracias amigo por todos esos momentos que nos regalaste a todos, mucho te extraí±aremos; estarás siempre en nuestra mente. ¡Descansa en Paz!