El nacionalismo que gobiernos estadunidenses buscan masificar, tiene a su arma perfecta
Por: Agencias
Washington, Estados Unidos.- En momentos en que el nacionalismo estadunidense ha tenido que ser exacerbado, los Patriotas de Nueva Ingalterra aparecen. Su nombre, colores y vínculos estrechos con gobernantes e instituciones, los hacen referentes de una nación de altibajos en un siglo de políticas cambiantes.
Era septiembre de 2001, el mundo occidental se extremecía al ver cómo las Torres Gemelas de Nueva York se desplomaban, al igual que el espíritu de los estadunidense, luego de los más cruentos ataques terroristas. El âmundo libreâ fue tocado y con ello la era del miedo, la incertidumbre derivó en un replanteamiento de las políticas hacia el exterior. Y hacia todo aquello que representara al islam.
La nación de las barras y las estrellas estaba en shock. El Gobierno de George W. Bush, iniciado sólo meses antes en medio de la polémia por una elección presuntamente âamaí±adaâ, debía encarar el reto de mantener el ánimo nacional. El reto, resultó complicado.
El deporte lucía como la herramienta clave para retomar la certeza, a la par que se declaraba la guerra a Al Qaeda, cuyo presunto bastión era Afganistán.
Escenario clave
Boston, una ciudad icónica para las Grandes Ligas, se convirtió en referente del futbol americano en cuestión de meses. El nombre de los Patriotas apareció a escena, con un mote de batalla adecuado para el momento sociopolítico que atravesaba la Unión Americana.
Con una campaí±a que arrojó 11 victorias y el banderín de su división, los âPatsâ ocuparon los titulares en los medios masivos de comunicación junto a las secuelas de los atentados, los posibles perpetradores, las teorías de lo sucedido y la guerra contra medio oriente.
De esta forma llegó febrero de 2002, la primera ocasión en la historia en que un Super Bowl se celebraba en dicho mes, esto a raíz de las suspensiones sufridas luego de los ataques en Nueva York, Washington y Pensilvania.
Patriotas se alistaba para enfrentar el juego más importante, a la par que otros miles de Patriotas eran llamados a combatir al terrorismo a miles de kilómetros. El discurso del presidente Bush surturía efecto instantáneo.
El triunfo sobre el campo ante los Carneros de San Luis, significó la proyección global de los colores de la bandera de EU, pero en forma de logotipo de un equipo deportivo, bajo el mote que emula las glorias de aquellos que consiguieron la independencia del país en 1776.
Con el apoyo del mundo occidental, consternado aún por lo sucedido el â11Sâ, los Patriotas se convirtieron en sensación y un alivio a la tensión reinante dentro de suelo estadunidense.
Imágenes de los bombardeos en Afganistán en búsqueda de Osama bin Laden retumbaron la vista de millones, los mismos que atestiguaron el posicionamiento partido a partido, de un joven quarterback llamado a ser leyenda de los emparrillados, Tom Brady.
La afinidad política del jugador estrella de Nueva Inglaterra jamás fue escondida, republicano de sepa, amigo después, de Donald Trump.
Cambio de estrategia
Sin pista del líder de la red terrorista más poderosa del orbe, la bandera que acogió Bush para el intervencionismo, dejó de ondear. Miles de millones de dólares aprobados para tropas y armamento, discrepaban con un sistema de salud pública en franca decadencia.
El objetivo fue cambiado. Irak sería el próximo en sentir la marea de odio y búsqueda de justicia estadunidense. Cientos de âpatriotasâ emprendieron su viaje, cientos de âpatriotasâ colocaron la bandera nacional con orgullo al frente de sus hogares, como apoyo a las acciones tomadas desde Washington. Era 2003 y los Patriotas aparecían de nuevo en escena.
Con mensajes de heroísmo, garra, determinación, la nación se sumó a otro acto de guerra sobre el campo.
Febrero de 2004 marcó el segundo título de la franquicia en tres aí±os, una que se llenó de comentarios a favor y se regocijaba con análisis que trataban de entender la magnificencia de Bill Belichick como entrenador y Brady como mariscal de campo.
A la par, el análisis político cuestionaba severamente la falta de resultados de la guerra en Irak. Sin armas de destrucción masiva localizadas, con Sadam Hussein derrocado, pero con poco peso para respaldar a tantos patriotas tomando un arma en aras del âmundo libreâ, ahí estarían los Patriotas.
El tercer triunfo del equipo llegaría en 2005, junto cuando el segundo mandato de George W. Bush inciaba, pero era más endeble. El recibir a los 45 elementos de los Patriotas por tecrera ocasión en la Casa Blanca, dio oportunidad de otorgar poder a un mensaje de energía interna, para un pueblo que en ese mismo aí±o registraría uno de los crecimientos económicos más pobres de su historia reciente.
Transcurrieron dos aí±os de cambios súbitos a nivel global. Estados Unidos se replantearía las formas de âcazarâ terroristas y la tortura entraría a debate. El sistema bélico que ha caracterizado al país fue sacudido, criticado, pero con más recursos destinados.
Nuevo impulso
El patriotismo necesitaba otro revulsivo. Cuestión del destino, los Patriotas encararían una campaí±a perfecta, lo que otorgó a la perfección el grado de âestándarâ nacional, la perfección en acciones que derivaran en éxitos. La superestructuera estadunidense se solidificó; la infraestructura se resquebrajaba.
Llegó el final de la temporada, era enero de 2008, sólo era cuestión de meses para que comenzaran las campaí±as hacia la Presidencia. El golpe a los republicanos y el patriotismo fue dado.
Primero, los âPatsâ vieron truncado su sueí±o de obtener el trofeo Vince Lombardi sin derrota, los Gigantes de Nueva York hicieron la hombrada. En noviembre del mismo aí±o, los demócratas emularían dicha acción en los comicios: Barack Obama sería declarado vencedor y se convertiría en el primer Mandatario afroamericano.
Cambios en la forma de administrar a la nación se presentaron, las minorías fueron escuchadas e incluso lograron empoderamiento. De la misma manera, la NFL vería vencido el âmonopolioâ ejercido por Tom Brady.
Los escándalos llegarían a los Patriotas, mientras que la política intervencionista de la Casa Blanca bajaba su tono, no así su intensidad.
Primero, Bill Belichik, entrenador en jefe, sería evidenciado por espionaje a sus rivales y sancionado por ello; después, uno de sus jugadores estrella, Aaron Hernandez, fue detenido y enjuiciado por doble homicidio, en Boston.
En medio de la polémica, reapareció la gloria. Era 2014, Brady consagrado por sus números como uno de los mejores mariscales de la historia y Obama, desde la Presidencia, luchaba de manera encarnizada con el Congreso âde mayoría republicanaâ, por el Obamacare.
Apoyo republicano
Los Patriotas conquistaron su cuarto título de la NFL en febrero de 2015 ante los Seahawks de Seattle; Obama llenaría de elogios Brady por su liderazgo y a los Patriotas por su unión, valores que, aseguró, debían permear en la sociedad.
Pero pronto la situación sería cuestionada. Se detectó el uso de balones desinflados en el llamado âdeflatgateâ y Brady fue castigado. Mientras cumplía con su sanción, Obama y el Partido Demócrata veían âdesinfladaâ su ventaja hacia los comicios de noviembre de 2016.
El aparato propagandístico republicano, destinado a Donald Trump, rendía frutos.
Belichick, incluso externó su apoyo al republicano, de la misma forma en que Brady ya era identificado como cercano a Trump. El resultado fue un âpase de anotaciónâ de grandes magnitudes.
El magnate juró como el Presidente de EU el 20 de enero pasado, y desde ese momento el nacionalismo colma los discursos.
Los Patriotas fueron retomados como âmote de guerraâ política apenas el domingo pasado, unas horas antes de que conquistaran su quinto Vince Lombardi. Trump externó su apoyo al equipo y no erró.
Pancartas de protesta fueron cambiadas, al menos por unas horas, por pancartas de apoyo a los âPatsâ, el equipo que exacerba el sentimiento nacionalista.
Tienen sus pecados
Los Patriotas son el gran equipo de la época en la NFL. Probablemente en todo el deporte estadunidense. Su dominio sostenido les ha granjeado una afición como nunca antes tuvieron, pero también enconadas rivalidades con los aficionados del resto de los equipos. Tiene su lógica si se tiene en cuenta que, en estos aí±os, han tenido problemas de todo tipo. A Belichick lo sancionaron por espiar a los entrenadores de sus rivales. Brady no jugó en la temporada recién culminada los cuatro primeros partidos, porque la Liga le apartó después de encontrar que el equipo desinflaba a propósito los balones para que su estrella tuviese mejor control de sus pases.
Se opone Parlamento a visita de Trump
El presidente de la Cámara de los Comunes británica, John Bercow, expresó ayer su âfuerte oposiciónâ a que el Presidente de Estados Unidos pronuncie un discurso ante las cámaras en una futura visita de Estado al Reino Unido. âMe opongo firmemente a que el presidente Trump pronuncie un discurso en Westminster Hallâ, dijo Bercow, que justificó su punto de vista por el veto impuesto por el Mandatario estadunidense a los inmigrantes de siete países de mayoría musulmana. âCreo firmemente que nuestra oposición al racismo y al sexismo, así como nuestro apoyo a la igualdad ante la ley y la independencia judicial, son asuntos extremadamente importantesâ.
Insiste en legalidad de medidas migratorias
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió ayer âprogramas fuertesâ de control migratorio, mientras enfrenta una doble ofensiva judicial y política, y el descontento popular, contra su orden de prohibir la entrada a inmigrantes de países musulmanes.
De visita el lunes en Florida al CENTCOM, el comando militar encargado del Medio Oriente y la lucha contra Estado Islámico, el Presidente republicano prometió vencer el âterrorismo islámico radicalâ y no permitir âque eche raíces en nuestro paísâ.
âNecesitamos programas fuertes para que las personas que nos aman y quieren amar a nuestro país (...) se les permita entrar, pero no a quienes quieren destruirnosâ, seí±aló.
El Gobierno presentó este lunes por escrito una defensa del decreto de suspensión de ingreso de refugiados y de ciudadanos de siete naciones de mayoría musulmana. El documento, de 15 páginas, afirma categóricamente que la firma de decretos constituye un âejercicio legalâ de la autoridad presidencial.
Los tres jueces que componen esa corte de Apelaciones convocaron a las dos partes a una teleconferencia, para esta tarde, en la que deberán presentar argumentos orales.
âNoticias falsasâ
Trump también parece enfrentar una opinión pública adversa: dos nuevos sondeos revelaron que una leve mayoría de los estadunidenses se opone a la prohibición migratoria.
Pero Trump desestimó de plano esas encuestas: âTodos los sondeos negativos son noticias falsas, tal como los sondeos electorales de CNN, ABC y NBCâ, escribió ayer en Twitter.
âLo siento, la gente quiere seguridad fronteriza y chequeos rigurososâ, aí±adió el Mandatario.
Al hablar ante jefes militares Trump cargó contra la prensa.
De acuerdo con el presidente los riesgos con âterroristasâ en Estados Unidos se tornaron tan comunes que el país llegó âa un punto en que (los ataques) no son siquiera informados por los mediosâ.
Expresa Rusia su molestia
La cadena de televisión Fox News tendría que disculparse ante el presidente ruso Vladimir Putin, por calificarlo de âasesinoâ durante una entrevista con Donald Trump, declaró ayer el portavoz del Kremlin.
âConsideramos que tales declaraciones de parte de un periodista de Fox News son inadmisibles, hirientes y, para decirle la verdad, preferiríamos que esa cadena respetable presentara sus disculpas al presidente Putinâ, declaró Dimitri Peskov.
Sin embargo, el portavoz del Kremlin se negó a comentar la reacción de Trump que, en forma sorpresiva, invitó a los estadunidenses a efectuar su propio examen de conciencia.
El diálogo se produjo cuando el periodista calificó a Putin de âasesinoâ después de que Trump reiterara que ârespetabaâ a su homólogo ruso.
Además, ayer el Kremlin reafirmó su cercanía con Irán, en lo que significaría otro distanciamiento con Washington, tal y como sucedió en los últimos aí±os de la Administración Obama.
Modificación
» El Super Bowl 36, fue el primero celebrado en febrero, esto a raíz de los retrasos derivados de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001. Los Patriotas hicieron su arribo al Súper Domingo como no favorito y se llevó el triunfo por 20-17 sobre los Carneros.
Momento crucial
» El 20 de marzo de 2003, inició la invasión a Irak. En ese mismo aí±o, los Patrioras se perfilarían para obtener de nuevo el trofeo Vince Lombardi.
¿Pantalla Económica?
» Durante 2005, Estados Unidos registró el saldo en contra más grande del mundo, con respecto a cuenta corriente, con -800 mil millones de dólares. Ese aí±o, los Patriotas conquistaron su tercer título de la NFL de la década.
La caída
» La temporada 2007 perfilaba para ser perfecta para los Patriotas, con un 16-0 y un camino sin problemas hacia el Super Bowl, en febrero de 2008. Los Gigantes dijeron otra cosa, con una atrapada histórica que dejó a Nueva Inglaterra sin otro anillo de campeón. En ese mismo aí±o sobrevino la estrepitosa caída del mercado inmobiliario de EU, que desplomó a Wall Street y generó la mayor crisis económica mundial de los últimos 20 aí±os.