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Recrean migrantes Pasión de Cristo en muro fronterizo

Los migrantes que realizaron este viernes una representación de la Pasión de Cristo, no eran tan dolorosas como el muro de púas, que intentan cruzar

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Por Agencia Reforma

Chihuahua.- Las espinas de la corona que llevaban sobre su cabeza los migrantes que realizaron este viernes una representación de la Pasión de Cristo, no eran tan dolorosas como el muro de púas que les impide cruzar la frontera entre México y Estados Unidos.

Un niño venezolano de 6 años de edad y una mujer ecuatoriana, de 31, cargaron la cruz durante un Viacrucis realizado por migrantes varados en la llamada “Puerta 36”, sobre el Río Bravo, en la frontera entre Ciudad Juárez, Chihuahua, y El Paso, Texas.

Mientras avanzaban por los caminos creados por ellos mismos en la ribera pantanosa del afluente, se observaba la vía dolorosa que les ha representado estar a la intemperie a unos metros de su sueño de obtener asilo.

Ropa, botellas vacías, documentos, cenizas de las fogatas con las que mitigan el frío y trozos de alambre de púas, pisaban los participantes en la representación conformada por cuatro estaciones, en cada una de las cuales se expresaba lo difícil que ha sido su peregrinar desde que salieron de sus países.

En tanto los migrantes cargaban la cruz y eran azotados por un verdugo vestido de negro, de fondo se escuchaba la advertencia de la Guardia Nacional de Texas, de que es ilegal cruzar por este punto de la línea divisoria.

“Cruzar la frontera en cualquier lugar que no sea un puerto de entrada es ilegal, si cruza ilegalmente, cualquier solicitud de asilo será tratada bajo la presunción de que la solicitud es falsa”, se escuchaba desde el lado norte de la alambrada y de la malla ciclónica, que en las últimas semanas ha sido reforzada y ampliada hacia el río para evitar que los migrantes la crucen y se entreguen a elementos de la Patrulla Fronteriza para solicitar asilo.

“Si tu reclamación es denegada puedes reunir más pruebas y consultar con un asesor legal e intentarlo de nuevo, tienes muchas más posibilidades de obtener asilo si cruzas la frontera legalmente en un puerto de entrada”, se escuchó también.

El mensaje de la Guardia texana se entremezcló con una canción evangélica que se escuchaba a través de una bocina de los integrantes del Colectivo Ángeles Mensajeros, organizador del Viacrucis.

“No puede ser maldito aquel que en su dolor exclama con un grito, perdóname señor”, decía el tema musical.

Junto a la barrera se colocaron ángeles blancos sosteniendo pancartas con los que fueron representadas cada una de las caídas.

En la primera caída se abordaron los peligros y la violencia por parte de delincuentes y autoridades.

“Recibe un latigazo sobre tu cuerpo herido, no puede avanzar, se escucha sólo un grito, levántate”, cantaba una voz nostálgica que hacía arrancar las lágrimas de los andantes, arropados con banderas de Guatemala, Brasil, Venezuela, Argentina, Ecuador, Uruguay y Chile.

Junto al blindaje fronterizo, se clamó a las autoridades de Estados Unidos que apoyara a las personas en movilidad.

“Esta es la tercer caída, en donde le pedimos al gobernador de Texas, que no se meta con los migrantes, porque quien se mete con los migrantes se mete con Jesucristo”, exclamaba Carlos Mayorga, líder del Colectivo Ángeles Mensajeros.

“Señor gobernador: más que un problema social, los migrantes son la oportunidad de mostrar de qué está hecho su corazón”, continuaba junto al blindaje fronterizo.

“Presidente Biden, es importante que sea tajante en la ayuda de los países sumergidos en la miseria y en la pobreza. Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Venezuela, Haití, necesitan a un presidente de los Estados Unidos fuerte, y con un corazón sensible, esta tercer caída representa la oportunidad de poder hacer algo por todas estas familias”.

Envuelta con una bandera y con una túnica blanca, María Patajalo no podía contener las lágrimas al recordar en cada paso que dejó a sus dos hijos, de 1 y 12 años, en su natal Ecuador, donde era insostenible seguir.

La madre soltera laboraba como agente de seguridad, pero dejó su país por la violencia que enfrenta, así como por las extorsiones hacia trabajadores.

“Porque me pedían dinero para ir al trabajo, los vacunadores, que les diera una parte de mi sueldo”, contó mientras permanecía hincada sosteniendo la cruz de madera, en la que se leía: “Bendice al Migrante, escucha”.

Luego de una travesía en tren, María llegó a Ciudad Juárez desde hace tres días, y desde entonces permanece a la intemperie en el área del marcador internacional 36, conocido como “Puerta 36”, una entrada no autorizada donde los migrantes se han concentrado desde el año pasado.

En ese punto se encuentra una puerta en el muro fronterizo, que es utilizada para las labores de los agentes de la Patrulla Fronteriza.

“Aquí (estoy viviendo) con todos los migrantes, ahí en el suelo”, expresó con la voz entrecortada, pero con la esperanza de poder cruzar y obtener la protección de Estados Unidos para darle una mejor vida a sus hijos.

La última caída se representó en el área donde Texas amplió la malla ciclónica y la alambrada, luego de que en días pasados migrantes la vencieron y lograron cruzarla para ser procesados por la Patrulla Fronteriza.

“Este es el dolor que experimentó Jesucristo con la finalidad de encontrar misericordia en el cielo por cada uno de los presentes, es así como cada uno de los migrantes ha sido crucificado por las autoridades insensibles, no son un problema ellos, sino son la oportunidad de mostrar la misericordia a los que más la necesitan. Niños, hombres y mujeres, hoy gritan en su silencio, Presidente Biden, Presidente Andrés Manuel López Obrador, ayude al migrante porque peregrinos fuimos todos”, recuerda Mayorga.

Tras “crucificar” a la mujer migrante junto a la barrera, el pastor Mayorga pidió a Dios que les abra un lugar para trabajar en Estados Unidos y que resuelva las problemáticas en sus países.

“Bendecimos su vida y todo aquel que le tienda la mano señor, bendícelos señor, en el nombre de Cristo Jesús, pongo en tus manos a estos niños, pongo en tus manos a estas mujeres, pongo en tus manos a estos hombres de bien, no son delincuentes, son personas de bien, bendícelos y ábreles la puerta en los Estados Unidos, amén y amén”.

Los participantes se hincaron y oraron. Sus ojos se cerraban tanto que su rostro reflejaba el dolor que han pasado, pero también la Fe de lograr sus objetivos.

Tras ponerse de pie y aplaudir a Dios, los migrantes se abrazaron sin poder sostener el llanto.

Ian, de 6 años de edad, el niño que cargó la cruz en las primeras caídas, volvió con su madre Saraí Alvarado, de 25 años, hacia la parte del campamento improvisado en el que se encuentran.

El niño originario de Venezuela expresó que cargar la cruz le provocó “tristeza de Dios”.

Su madre contó que salió de su país “por el mal gobierno” que reprime a la gente.

Tras dejar en su tierra a su abuela, cruzó la Selva del Darién y atravesó diversos países hasta llegar en tren hasta Ciudad Juárez.

Por su parte, María Patajalo expresó que los latigazos que le propinaron durante la representación de la Pasión de Cristo no se comparan con lo duro que ha sido su andar desde que salió de Ecuador.

“No tiene comparación, pero espero con la voluntad de Dios y el señor presidente de los Estados Unidos que nos pueda dar una oportunidad a todos, porque todos venimos de buscar, no somos malos, venimos a trabajar nada más”.

Al recordar a su hijo de apenas un año y medio y a su hija de 12, se quebró una vez más.

“Pero es para un futuro para ellos porque allá en el Ecuador, lamentablemente no hay, la inseguridad es mucha y lo que nos piden allá para trabajar, nos extorsionan, es demasiado, no nos alcanza ni para la comida, y nos tocó salir a migrar, a pedir una oportunidad en los Estados Unidos, para hacer las cosas bien por nuestra familia”.

En su caso, llegó directamente a la “Puerta 36” sin haber iniciado su trámite en la aplicación CBPOne, que el gobierno de Estados Unidos dispuso para los solicitantes de asilo.

-¿Qué te han dicho al llegar aquí?, se le preguntó.

“Que esperemos, que no nos pueden dejar pasar, que esperemos una puerta habilitada, porque no nos podemos pasar por aquí por los alambres porque es prohibido y en eso estamos, en espera, que nos puedan ayudar”.

Mientras tanto, seguirá durmiendo en el suelo y tomando agua para mantenerse de pie.

“Pero con la esperanza de que nos ayuden a conseguir asilo en los Estados Unidos, ya que sólo vamos a trabajar”.

El pastor Carlos Mayorga, líder del Colectivo Ángeles Mensajeros, explicó que se realizó el Viacrucis con los migrantes en la “Puerta 36” en solidaridad con cada uno de ellos.

“Mismo Viacrucis que estos hermanos, hombres, niños y mujeres han experimentado al llegar hasta este punto de la parte norte de México”, aseveró.

“La invitación es directa: señor Gobernador de Texas, muéstrenos de qué está hecho su corazón, mostrando sensibilidad ante la necesidad de cada uno de estos hombres, mujeres y niños. Presidente Biden, deles la oportunidad de que un juez de Migración los escuche, para que ellos puedan ser personas de bien, trabajar en un lugar bien, seguro, en un lugar estable”.

“Este viacrucis representa el viacrucis que cada uno de estos hermanos ha vivido, por eso es importante que la sociedad entendamos que no podemos ser indiferentes ante el dolor de los demás”.

A la par del viacrucis, otros migrantes llegaron a la “Puerta 36” y cruzaron el río para instalarse en el campamento.

“La tierra es de todos. Jesucristo abre puertas”, se leía en una cartulina de uno de los ángeles mensajeros.

 

 

 

jacl

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