
Piedras Negras, Coahuila; 7 de marzo del 2024.- En la víspera del Día de la Mujer, a conmemorarse este viernes 8 de marzo, compartimos con ustedes este texto que envió a Grupo Zócalo el historiador y escritor nigropetense Ramón Carrillo, en el cual se honra la vida y trayectoria de la maestra Sarah Jiménez Vernis (1927 - 2017).
Grabadora y pintora, las obras de la maestra Jiménez pueden encontrarse en colecciones de diversos museos del mundo.
Lilia Cárdenas, presidenta de Casa Coahuila, investigó y preparó esta semblanza en la que narra cómo esta distinguida artista, nacida en la ciudad de Piedras Negras, dejó una huella indeleble en la esfera cultural mexicana.
Sarah Jiménez Vernis
Sarah Jiménez, nació en Piedras Negras, Coahuila el 3 de febrero de 1927, donde pasó sus primeros años. La familia se trasladó a Córdoba, Veracruz, donde estudió la primaria y secundaria en la Escuela de Artes y Oficios. Su padre fue José Guadalupe Jiménez, médico militar del Ferrocarril y partícipe de la Revolución Mexicana; conoció a su madre, Sarah Vernis, en un tren durante la Revolución. Su padre fue el médico que le dio los primeros auxilios a Obregón cuando le amputaron el brazo. Fueron siete hermanos: Alfonso, Alberto, Guadalupe, Concepción, Sarah, Mario y la menor Ofelia Espallargas, fotógrafa profesional.
Es en Córdoba en donde Sarah inició su gusto por el dibujo, en la secundaria. Su padre cariñosamente le llamaba “mi pintora de ollitas”. También estudiaba piano. Su padre era muy noble, altruista y respetado como médico y su madre, maestra taquígrafa y mecanógrafa, amorosa pero de carácter fuerte, ambos forjaron su personalidad.
Por una grave enfermedad de su madre, se trasladó a la Ciudad de México a vivir con su abuela Dolores Arias Caballero y su tía Amelia Vernis durante su adolescencia. Su madre no quería que fuera artista y por eso ingresó a una escuela de comercio, graduándose y una vez que le llevó el título a su madre “decidí estudiar lo que me gusta y me inscribí a la escuela de arte La Esmeralda” donde estudiaría la carrera de pintura y escultura, con beca hasta 1957.
Se especializó en pintura y grabado. Sus Maestros fueron Nefero, Santos Balmori, Castro Pacheco, Erasto Cortés, Agustín Lazo, Arturo Estrada y Raúl Anguiano, quien le encargó la responsabilidad de impartir su clase cuando se fue a Europa. Sus compañeros fueron Ignacio Aguirre, Luis Arenal, Alberto Beltrán, Ángel Bracho, Arturo García Bustos, Javier Guerrero, Leopoldo Méndez y sus amigas Andrea Gómez Eiko Kawakubo y Eva Zepeda entre otros.
Cuando era estudiante de La Esmeralda recuerda que iba al cerro del Chiquigüite a dibujar con el maestro Luis Nishisawa Flores “¡Desde allí se veía maravillosa la Ciudad de México!” y con Anguiano viajaban a provincia, hacían apuntes que posteriormente volcaban en gráfica.
En 1954, como estudiante participó en la realización del mural en la Escuela Belisario Domínguez, la parte que le correspondió fue la escena en la que debía plasmar a un muerto de la Revolución Mexicana, como ironía del destino, cuando estaba en pleno trabajo, le avisaron que su padre había fallecido; con gran dolor, sin poder evitar trasladar la imagen de su padre recién fallecido, siguió pintando para después marchar al funeral a Córdova, Veracruz.
Fue miembro activo en el Taller Gráfica Popular (TGP) en su Época de Oro, donde ingresó en 1957 con su inseparable amigo Quinteros, con quien compartió posteriormente el Taller Belisario Domínguez, que les dejó O’Higgins, quien influyó en su trabajo al igual que Leopoldo Méndez, director, administrador e ideólogo del Taller. En ese mismo año, ingresó al Salón de la Plástica, cuando los miembros del TGP se afiliaron en bloque.
En 1968, poco antes de morir Leopoldo Méndez, decidió abandonar el TGP, debido a las divisiones internas que trastocaron la armonía del grupo. Para Sarah, “México necesita tener un grupo como hubo allí, porque ya no se defienden las causas populares”. Añora el Taller de ese tiempo: “nosotros nos comprometíamos por las causas populares o sociales, como la alfabetización”. “Nunca pertenecí a ningún partido, aunque éramos de “izquierda concentrada”. Cuando dejó el TGP, inició su periodo de docencia, primero en la Escuela de iniciación artística núm. 1 del INBA y después en La Casa del Lago donde conoció a León Felipe, jubilándose en 1989.
Parte importante de su tiempo lo dedicó al Taller Belisario Domínguez, donde realizó gran parte de su obra artística. El lugar se convirtió en un centro de reunión y tertulia de intelectuales cómo Rulfo, Juan de la Cavada, Milton Govin y Martín Luis Guzmán quien subía con dificultad las escaleras al taller y les decía “Con razón ustedes hacen cosas angelicales, porque están cerca del cielo”. Asistían artistas jóvenes. Era un punto neurálgico cultural. El taller dejó de funcionar por el temblor del 85 y la muerte de su pareja artística Quinteros.
Sarah intervinó en numerosas exposiciones colectivas, tanto en el país como en el extranjero. Entre ellas destacan: Bienales de Liubliana, Yugoslavia (1957), Casa de Las Américas en La Habana (1960), Bienal de Chile (1965), Segunda Trienal de Xilografía Contemporánea, Pío de Capri Italia (1972) y Homenaje Colectivo a Leopoldo Méndez. En la Antigua Unión Soviética, fue invitada por Bellas Artes en 1967 y 1974; responsable y portadora del Mural transportable de Leopoldo Méndez. Recibió varios premios internacionales, mismos que donó para las causas de emergencia de esos países. Uno de sus iconos, el Zapata, se encuentra en varios Museos entre ellos en el Mcnay de San Antonio Texas, al lado de los Zapatas de Diego Rivera y Siqueiros. El Gobierno de Coahuila le ha dado un reconocimiento a su labor y a sus aportaciones artísticas.
Cuando recorres los grabados que realizó Sarah Jiménez, que se encuentran en los distintos museos del mundo, es un paseo histórico de acontecimientos políticos, sociales y costumbristas de México. Lo mismo vez a Zapata, a Lucrecia Toriz, a Juárez, los obreros, las luchas campesinas, los henequeneros, las calaveras, todo nuestro México plasmado en su obra.
Sarah Jiménez falleció a los 91 años en la ciudad de México el 13 de marzo de 2017.
Investigación y texto Lilia Cárdenas. Fotografía Sarah Jiménez por Blanca Charolet y Zapata, Fela Espallargas.
ACS