El especialista Segovia López dijo que entre los síntomas que revelan este padecimiento destacan el hormigueo, sensación de adormecimiento y malestar en la mitad de la cara.
Por: Edmundo Garza Lara
Piedras Negras, Coahuila; 19 de febrero. - Los cambios súbitos de temperatura afectan las pequeí±as arterias del nervio facial, que al pasar de un sitio cálido a uno frío se cierran y ocasionan pérdida o deterioro de la función y entonces sobreviene una parálisis en el rostro.
El especialista en rehabilitación del Seguro Social, Saúl Segovia López, explicó que en este caso se trata de una emergencia médica y debe atenderse de inmediato para evitar asimetrías en el rostro y afectación en otros órganos, como la vista, en donde pueden ocurrir ulceraciones o daí±o ocular.
Entre más pronto se atienda y revierta, más posibilidades habrá de una recuperación total. Sin embargo, en muchas ocasiones el paciente no se percata de que sufrió una parálisis, hasta que otras personas lo notan y se lo hacen saber, ya que notan una diferencia en su cara.
Segovia López dijo que entre los síntomas que revelan este padecimiento destacan el hormigueo, sensación de adormecimiento y malestar en la mitad de la cara.
Por lo general, se manifiesta a través de debilidad o pérdida total del movimiento muscular voluntario de un lado del rostro; imposibilidad para cerrar uno o los dos ojos y/o de mover la boca; dificultad para masticar o alteración del olfato y gusto.
De acuerdo con especialista en rehabilitación, hay quienes presentan una repercusión anímica y tienden a deprimirse, su imagen corporal y autoestima cambia, hay angustia, situaciones de dificultad en su trabajo, familia y entorno.
La recomendación para quien sufre parálisis es mantener la disciplina y constancia para hacer los ejercicios faciales que permitan volver a las actividades cotidianas y mantener sus relaciones interpersonales para no sentirse aislado.
Entre las medidas preventivas se recomienda caminar; que incluya verduras y cítricos que contengan vitamina C, para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico; aprender a manejar el estrés físico y psicológico; utilizar bufandas (sobre todo las personas mayores), y evitar los cambios bruscos de temperatura.