
En un debate que se fue âa tiempo extraâ, Trump y Clinton se golpearon uno al otro.
Por: AgenciasHempstead, NY México ocupó espacio en el detabe presidencial de Estados Unidos desde la primera pregunta. El republicano Donald Trump insistio en seí±alar al país como una de las razones de la debacle económica de la Unión Americana. De hecho, México fue apenas la séptima palabra en pronunciar durante los 90 minutos de batalla demagógica que significó una victoria, aunque leve, para la demócrata Hillary Clinton. El debate en la Universidad de Hofstra, en Long Island (Nueva York), cumplió las expectativas generadas y mostró el contraste entre las propuestas y las fuertes personalidades de Clinton, vestida toda de rojo, y Trump, con traje oscuro y corbata celeste. Desde el comienzo, la exsecretaria de Estado fue directa al ataque, y el magnate inmobiliario aceptó el reto con réplicas igual de contundentes. âDonald (Trump) fue uno de los que se aprovechó de la crisis inmobiliariaâ, dijo Clinton en el arranque, y recordó que âla peor crisis desde la Gran Depresiónâ se debió a un sistema impositivo como el que quiere promover el magnate, centrado en recortar los impuestos a los más ricos. Por su lado, Trump echó en cara a su rival demócrata âsus más de 30 aí±os en cargos públicosâ y sus escasos éxitos. Mantiene discurso El republicano criticó el acuerdo de libre comercio con Canadá y México (TLCAN o NAFTA, en inglés), firmado en la década de 1990 bajo la presidencia del marido de Hillary, Bill Clinton, al calificarlo del âmás desastroso de la historiaâ y responsable de la fuga âde milesâ de puestos de trabajo de Estados Unidos. âTenemos que impedir que las empresas dejen (el país)â, afirmó Trump, quien reiteró su propuesta de gravar con impuestos a las compaí±ías que se trasladen desde Estados Unidos a otros países, entre los que citó a China y México, y luego pretendan vender sus productos en territorio estadunidense. La respuesta de Clinton, de 68 aí±os, no ofreció concesiones: âMi marido hizo bastante buen trabajoâ. En el ámbito económico, el republicano insistió en sus advertencias sobre el peligro que están generando los bajos tipos de interés mantenidos por la Reserva Federal (Fed) desde el estallido de la crisis en 2008 para estimular la economía. âTenemos un burbuja financiera grande, gorda y feaâ, subrayó Trump, de 70 aí±os. Problemas internos A mitad del cara a cara, celebrado sin interrupciones y que se espera haya sido el más visto de la historia con más de 100 millones de telespectadores, la conversación derivó hacia las tensiones raciales y abusos policiales que han provocado disturbios en numerosas ciudades del país, como Charlotte, Baltimore o Ferguson. Trump aseguró que las comunidades negras urbanas âhan sido abandonadas por los políticos demócratas que sólo hablan pero no hacen nadaâ. âHay dos palabras que Clinton no quiere usar, que son ley y ordenâ, remarcó el republicano. La aspirante demócrata, por su parte, insistió en la necesidad aumentar el control sobre la venta de armas militares y de asalto, algo a lo que se opone su rival, y reconoció un âracismo extendido en nuestro sistema criminal judicialâ. Afirmó, asimismo, que Trump está a favor de la llamada estrategia de âdetener y gopearâ a las personas aplicada en Nueva York, que los defensores de derechos civiles han criticado porque abre la puerta a la discriminación racial y que un juez federal ha considerado âinconstitucionalâ. El traspié Uno de los momentos más favorable a la demócrata fue al recordar la polémica acerca de las dudas mantenidas sin fundamento por parte de Trump, sobre el certificado de nacimiento del actual presidente, Barack Obama, a quien el republicano acusaba de haber nacido en Kenia y por tanto no poder asumir la Presidencia. Finalmente, y no sin reticencias, el magnate neoyorquino reconoció hace unas semanas que Obama había nacido en Hawái, aunque durante el debate se arrogó el âcréditoâ de haber logrado que hiciera pública su partida de nacimiento. âSimplemente escuchen lo que dice Trumpâ, replicó con sarcasmo Clinton. El debate de la Universidad de Hofstra supone el arranque de la recta final de la campaí±a electoral, con las últimas y agotadoras seis semanas por delante. (Con información de EFE/Washington Times/LA Times)