WhatsApp
Pronostico del tiempo
Puentes Internacionales
Twitter
Instagram
YouTube
Facebook

+

Proponen una explicación del origen de la energía oscura

La teoría de los científicos de las instituciones Aix-Marseille y de la UNAM propone algunos cambios que incluyen que la energía, al fin de cuentas, si puede cambiar en cantidad.

  • 216

La teorí­a de los cientí­ficos de las instituciones Aix-Marseille y de la UNAM propone algunos cambios que incluyen que la energí­a, al fin de cuentas, si puede cambiar en cantidad.

Por: Agencias

Francia.- Durante muchos aí±os se pensó que la expansión cósmica se estaba haciendo más lenta debido a la atracción gravitacional, pero en 1998 se descubrió que la velocidad de esta expansión no sólo no era más lenta, sino que se estaba acelerando como resultado de un misterioso componente energético del universo. Aunque se desconoce la naturaleza de esta energí­a, conocida como energí­a oscura (se cree que representa alrededor de 70% del contenido energético del universo), tres fí­sicos teóricos presentaron una novedosa propuesta acerca de su origen.

Daniel Sudarsky, del Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM, y Thibault Josset y Alejandro Pérez, de la Universidad Aix-Marseille, en Francia, consideran que hay varias razones para pensar que, al contrario de lo que aprendimos en la escuela (la energí­a no se crea ni se destruye, sólo se trasforma), la energí­a en el universo no es fija ni se conserva: cambia gradualmente.

Un cambio así­ no es compatible con la teorí­a de la relatividad general de Albert Einstein, pero sí­ con una versión un tanto modificada de la misma: la gravedad unimodular, considerada por el genial fí­sico durante sus investigaciones iniciales. En esa versión modificada, el acumulado a lo largo de la historia del universo de las pequeí±í­simas violaciones de la ley de la conservación de la energí­a se presentarí­a justo como una energí­a oscura.

dffddf

Constante cosmológica

En la segunda década del siglo XX, mientras elaboraba su modelo del Universo, Einstein estaba convencido de que éste debí­a ser estático, pero eso no encajaba con lo que decí­a su teorí­a de la relatividad general. Con el fin de compensar los efectos de la gravitación causada por la masa del universo, Einstein introdujo en sus ecuaciones un término al que denominó la constante cosmológica.

Sin embargo, en la década siguiente, el astrónomo estadounidense Edwin Hubble llegó a la conclusión de que el universo no era estático. Al observar el movimiento y distribución de galaxias muy lejanas notó que éstas se alejaban de nosotros a una velocidad que era proporcional a su distancia, de lo cual dedujo que el universo se expandí­a, como si hubiera surgido de una explosión. Frente a esto, Einstein comprendió que no era necesaria la constante cosmológica en sus ecuaciones y desechó este concepto.

“Desde la tercera década del siglo pasado sabemos que el universo se expande. El problema es que, según lo que entendemos de la gravitación, hasta hace poco menos de 20 aí±os esperábamos que la velocidad de expansión del universo fuera disminuyendo debido a que la gravitación es atractiva, pero entonces se descubrió que estaba aumentando. Para explicar este fenómeno, los fí­sicos reintrodujeron la constante cosmológica, ahora rebautizada y generalizada –permitiendo con ello que no fuera exactamente constante– como energí­a oscura. El punto es que la explicación funciona, aunque no sabemos qué tipo de cosa es esa energí­a oscura, porque no se manifiesta de ninguna otra forma”, dice Sudarsky.

Medición problemática

La mecánica cuántica estándar es una teorí­a que explica el funcionamiento del mundo de los átomos y sus partí­culas subatómicas o elementales (electrones, protones…) y cómo estas partí­culas se comportan de manera diferente a como lo hacen los objetos de la vida diaria. En unas ocasiones actúan como una onda y en otras como una partí­cula. Este comportamiento está relacionado con lo que impide que a una partí­cula elemental se la pueda describir por su posición y velocidad. De hecho, la teorí­a indica que, en general, una partí­cula no tiene ni posición ni velocidad definidas, sino que existe en una especie de estado nebuloso. Pero cuando decidimos medir su posición o su velocidad, siempre adquiere un valor definido.

Un problema de la mecánica cuántica sin solución hasta la fecha es el de la medición. Sólo es posible describir una partí­cula mediante una expresión matemática llamada función de onda. í‰sta permite calcular la probabilidad de encontrar un valor u otro, si medimos su posición o, alternativamente, su velocidad. Cuando se mide su posición o su velocidad, la función de onda cambia de manera instantánea a una correspondiente al valor encontrado de la posición o la velocidad, respectivamente; este cambio es conocido como el colapso de la función de onda que resulta de la medición.

Ahora bien, cuando se mide la posición de la partí­cula, el resultado no se puede predecir, lo que implica que el cambio de la función de onda introduce un aspecto aleatorio o estocástico (en parte resultado del azar y no determinado por la situación anterior) en su comportamiento. Por el contrario, si no hay ninguna medición, la función de onda cambia de manera totalmente determinada por su condición anterior, de tal suerte que se puede predecir cuál será el estado del sistema dentro de cien aí±os y también decir cuál tení­a hace cien aí±os.

El problema es que la teorí­a cuántica no explica a qué se le ha de considerar una medición. ¿Es algo que ocurre sólo cuando un ser humano está involucrado o lo puede hacer un aparato por sí­ mismo? ¿Es algo que también se da cuando otro tipo de ser vivo interactúa con el sistema de interés? ¿Una mosca o una bacteria pueden llevar a cabo una medición? El hecho de que la mecánica cuántica no responda a estas preguntas es lo que ha llevado a algunos fí­sicos a concebir teorí­as modificadas de esta área de la fí­sica.

Cuando se mide la posición de la partí­cula, el resultado no se puede predecir, lo que implica que el cambio de la función de onda introduce un aspecto aleatorio o estocástico. (Foto: @NASA)

dfdfd

Otras teorí­as

De los trabajos de Philip Pearle, Giancarlo Ghirardi, Alberto Rimini y Tullio Weber en la década de los 70, y de los de Roger Penrose y Lajos Diosi en la década siguiente, surgieron teorí­as en las que no se necesitan observadores para que ocurra el colapso de la función de onda, pues éste se da de manera espontánea.

Según la mecánica cuántica estándar, una partí­cula no tiene posición antes de la medición; la adquiere en el momento en que ésta se efectúa. Pero en las teorí­as modificadas, las cosas se comportan como si se automidieran y la función de onda se colapsa sin necesidad de que alguien externo haya medido la posición de la partí­cula.

“A esto se le conoce como colapso espontáneo. De acuerdo con estas teorí­as del colapso espontáneo, la tasa de automedición de un electrón es una vez en 10 mil millones de aí±os”, indica el investigador.

El interés de Sudarsky, Josset y Pérez por estas teorí­as surgió gracias a que, debido al problema de la medición, la teorí­a cuántica usual no se puede aplicar directamente al universo temprano porque en esos primeros instantes no habí­a ningún observador o aparato de medición.

Una caracterí­stica de estas teorí­as es que violan la ley de la conservación de la energí­a, por lo cual es muy difí­cil hacerlas compatibles con la relatividad general porque ésta implica la conservación local de la energí­a.

“Para resolver este problema recurrimos a la gravedad unimodular; en ella no se requiere la conservación de la energí­a”, seí±ala Sudarsky.

En su estudio de la evolución del universo, Sudarsky, Josset y Pérez consideraron una pequeí±a violación de la ley de la conservación de la energí­a, y lo que encontraron fue que aparece algo que se parece a la energí­a oscura.

“Esto serí­a una posible respuesta a la pregunta de qué es la energí­a oscura, pero no estamos seguros de ella. Einstein nunca consideró la posibilidad de que la energí­a no se conservara. En el contexto de las nuevas teorí­as, esta violación de la ley de la conservación de la energí­a parece natural”, apunta el investigador.

dfdffd

Sudarsky, Josset y Pérez están aplicando una de las teorí­as del colapso espontáneo en situaciones en las que no se habí­a aplicado antes, con la intención de resolver problemas que no se habí­an planteado con esos enfoques.

Otra razón para pensar en violaciones de la ley de la conservación de la energí­a surge de consideraciones acerca de la gravitación cuántica (una teorí­a que aún se busca y que unificarí­a la relatividad de Einstein con la teorí­a cuántica), las cuales llevan a sospechar que el espacio-tiempo es, en su nivel fundamental, un ente discreto o granular, en contraste con el continuo con que se le suele concebir.

En ese caso, tal y como argumentan los fí­sicos teóricos Fay Dowker, Joe Henson y Rafael Sorkin, es factible que aparezcan pequeí±as violaciones en la conservación de la energí­a de las partí­culas. Estas violaciones serí­an el resultado de la interacción de las partí­culas durante su propagación en el espacio-tiempo con el mencionado ente granular. En estas condiciones, la gravedad unimodular aplicada al estudio de la cosmologí­a por Sudarsky, Josset y Pérez genera, una vez más, una energí­a oscura.

Publicación anterior Un muerto y dos heridos en choque en Múzquiz
Siguiente publicación Independientes, lejos de alcanzar apoyos para su registro
Entradas relacionadas
Comentarios
  Estaciones ;