Prefirió jugársela en Hollywood, aun cuando no había oportunidades para ella ni para ningún latino, a sabiendas de que podía quedarse con las manos vacías.
Por: El Universal
Los íngeles.- âA veces nos confundimos y cumplimos los sueí±os de otrosâ, explica Salma Hayek, pero ella tenía muy claro cuáles eran los suyos y no estaban en México.
âSer una estrella de televisión, de telenovelas, suena maravilloso, pero no era lo que yo quería; sin embargo, como impresiona que seas eso, dices: âeso es lo que yo quieroâ. Yo no nada más quería ser actriz o famosa, para mí era más importante hacer cine, seguir creciendo, descubriendo mi talento. Sabía que si me quedaba, era el apuntador y ya. Y yo quería descubrirme, medirme. Y hacer cine, amo el cineâ.
La actriz, que celebró cinco décadas de vida, comenta que prefirió jugársela en Hollywood, aun cuando no había oportunidades para ella ni para ningún latino, a sabiendas de que podía quedarse con las manos vacías.
âMe pregunté: ¿Con qué me voy a sentir más tranquila u orgullosa de mí misma: siendo exitosa en el medio o fracasando en el intento de hacer lo que yo quiera, aunque sea imposible? Porque en ese momento así eraâ.
En la industria del cine hollywoodense, recuerda Salma, había tantos prejuicios que le cerraban las puertas constantemente.
âMe enfrentaba a una cultura donde trataba de romper un esquema donde no había lugar para mí. Había una predisposición colectiva a algo que toman como normal: ésta es la realidad y así funciona, es una industria entera. En su cabeza no cabía esta posibilidad, ¿y para qué si así funciona y a nadie le interesa verlos a ustedes? Había un nivel de ignorancia porque hasta para cuestiones de negocio, no sentían que teníamos capacidad de protagonismoâ.
Pionera. Después de ella llegaron otros latinos: Sofía Vergara, Demian Bichir, Kate del Castillo, Karla Souza, Eugenio Derbez y Ana de la Reguera, entre otros actores que ahora están participando en series y películas estadounidenses. âNo sé si alguien más lo hubiera hecho. Pero definitivamente no había aperturaâ, dice.
La protagonista de Frida dice que no se puede confiar en que, tras un papel, uno puede dar por sentado que llegó, pues esta batalla es constante.
âNo es que te tome un tiempo, es batalla constante porque realmente a lo que hay que tirarle es hacer una carrera con longevidad. Porque puedes hacer una película, tener cinco minutos de fama y luego ya nada. Hacer lo que me gusta hacer el mayor tiempoâ.
En ese andar por la carrera ha tenido muchos ejemplos en su vida que le inspiran, afirma, pero no son precisamente estrellas de la industria del cine o la televisión, sino gente que ha conocido en su labor como voluntaria.
âHe tenido la fortuna de conocer mujeres verdaderamente extraordinarias, que se supone que eran las víctimas; algunas de éstas son las que más he admirado y me han inspirado más que nadie. Más que pensar: âquiero ser como esta actriz o activistaâ, me gusta recordar la fortaleza del espíritu de estas personas, su capacidad de claridad ante la vida. Tienen un poderío de paz y la capacidad de decir: âyo no soy ese problema, hay algo más de mí que soyâ y lo honran, están en paz y armonía, no como víctimasâ.
Del futuro no le gusta hablar, Salma cuenta que no tiene una imagen determinada de cómo será dentro de unos aí±os o de lo que estará haciendo, sino de realizarse en cada etapa.
âCuidado conmigo; en cualquier momento vuelvo a cambiar y a eso estoy abierta. Lo he pensado varias veces. Si me voy âde la carreraâ es porque ya estoy satisfecha y porque tengo algo que me llena de pasión. No tengo una imagen de mí a futuroâ.
Sobre si es verdad que es âinalcanzableâ, lo acepta y hasta sus amigos se quejan de que no la ven lo suficiente. âEso es verdad, pero cuando vives en diferentes lugares es muy complicado. Soy mamá y le echo muchas ganas.
âTengo a Valentina y otros tres que son parte de nosotros, pero no todos viven conmigo. Es complicado mantener el contacto y cuando no los veo, trato de que no se sientan lejos.
âTambién soy activista, hago mucho trabajo que no se ve. Manejo dos fundaciones, con labor de oficina, juntas. Claro que soy accesible, pero porque yo no tengo acceso a mí. Ya no veo más los emails, no me doy abasto, tengo ahora 7 mil, entonces me agobio, entro en estrés y mejor me hago mi burbuja, y no es por desconectada de la humanidad. Pero una vez que tienes acceso a mí, estoy.
No soy distante, me engancho fácilmente, soy súper veracruzana. Cada momentito de verdad estoyâ.