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Maras sostifican sus tácticas para delinquir

El plan se pone en marcha cuando el novio y la novia dicen: "Sí, acepto".

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El plan se pone en marcha cuando el novio y la novia dicen: "Sí­, acepto".

Por Agencias 

El Salvador.- Es el dí­a de su boda y nunca antes se han visto. Ella está ahí­, vestida de blanco, para que los pandilleros de la Mara Salvatrucha (MS13) no la maten; él, porque cree que se casará con una ciudadana de Estados Unidos para emigrar a aquel paí­s de manera legal.

Dí­as después del matrimonio, la novia volverá a una casa en la que otras salvadoreí±as como ella sufren de explotación sexual y bajo amenazas de muerte son obligadas por pandilleros a formar parte de una inusual estructura criminal. El novio, en cambio, morirá.

La bautizaron como las "viudas de negro" y dicen que podrí­a ser una demostración de la diversificación de sus actividades delictivas.

"Era una operación bien sofisticada, bien planificada", dijo Violeta Olivares, jefa de la Unidad Especializada de Trata y Tráfico Ilegal de Personas de la Fiscalí­a General de la República, a la AP.

Aunque El Salvador es uno de los paí­ses más violentos del mundo, la noticia cobra aún más relevancia porque, según Olivares, ésta es la primera vez que el gobierno detecta que las pandillas operan en la modalidad de trata de personas con matrimonios forzados.

En el paí­s operan tres grandes pandillas —Barrio 18 Revolucionarios, Barrio 18 Sureí±os y la Mara Salvatrucha (MS-13)_, pero las autoridades han precisado que sólo esta última es responsable de las "viudas de negro".

Los detalles de la operación llegaron a oí­dos de la justicia gracias a las declaraciones de una de las ví­ctimas, que logró escapar y la Fiscalí­a tiene bajo su cuidado. Según explica el organismo, Mónica —nombre falso que le asignaron para protegerla mientras dure la investigación— detalló que una mujer llamada Esmeralda Aravel Flores Acosta —actualmente prófuga— la contrató para realizar oficios domésticos, pero al llegar a la casa en la que trabajarí­a comprendió que se trataba de una propiedad de la Mara Salvatrucha.

Descubierto el engaí±o, a Mónica no le quedó más que obedecer. "Vas a tener que estar aquí­, te guste o no te guste, y te casarás con un desconocido al que le dirás que tienes la ciudadaní­a estadounidense".

Luego siguió la boda: la vistieron de blanco, la llevaron hasta la alcaldí­a de un municipio al occidente del paí­s y ahí­ se encontró con su futuro marido.

La Mara Salvatrucha ordenó a Mónica que se casara con Melvin Reyes, un hombre al que le prometieron que tras el matrimonio podrí­a emigrar legalmente a Estados Unidos. Los investigadores ignoran cuánto suele pagar una ví­ctima como Melvin por un supuesto enlace con una ciudadana estadounidense, pero sí­ saben que los hombres son timados para que compren un seguro de vida argumentando que es un requisito de las autoridades migratorias para comprobar un compromiso de vida entre los esposos y una garantí­a económica para la mujer.

Al respecto, la Asociación de Empresas de Seguros dijo a la AP que como gremial no cuentan con información sobre la investigación, ya que ésta forma parte de un proceso que está en manos de la Fiscalí­a.

Los matrimonios de las "viudas de negro" finalizan al cabo de un mes o un poco después. A las mujeres se les informa que sus maridos fueron asesinados —que fue una muerte violenta— y se les exige reclamar el cuerpo en la morgue, encargarse de los trámites del sepulcro y pedir a la fiscalí­a que investigue el crimen. Dí­as después —concluido el papeleo legal— las mandan a cobrar el seguro del que son beneficiarias. En todos los casos, las mujeres son acompaí±adas por miembros de las pandillas.

La fiscalí­a no ha revelado detalles personales sobre Melvin ni sus familiares, pero el órgano sí­ confirmó que fue asesinado y miembros de la Mara obligaron a Mónica a cobrar el dinero del seguro.

Junto con Mónica, la fiscalí­a protege a otra testigo identificada como "Mateo". Según Violeta Olivares, ambas fueran reclutadas en las mismas circunstancias y fueron ví­ctimas de amenazas, violencia fí­sica, verbal y psicológica para contraer matrimonio con dos hombres desconocidos. De acuerdo a Olivares, ambas relataron que sufrieron vejaciones entre 2014 y 2016.

De acuerdo con Olivares, para desmantelar la estructura criminal y clarificar el caso contaron con el apoyo de la División de Investigación Criminal Trasnacional de la Policí­a Nacional Civil y de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador. La Fiscalí­a seí±aló que investiga otros dos casos similares, pero hasta el momento no tiene un estimado de las ví­ctimas afectadas ni de cuántas salvadoreí±as podrí­an atravesar por una situación similar.

Según Olivares, el proceso de investigación continúa y a la fecha se han girado ocho órdenes de arresto contra presuntos implicados en el caso, pero sólo han logrado capturar a tres: Karla Jennifer Flores Acosta, Maria Cristina de Cruz e Isabel del Carmene Méndez Dueí±as. Los demás siguen prófugos.

Las detenidas fueron imputadas por trata de personas agravada, proposición y conspiración en el delito de homicidios agravado, estafa agravada y agrupaciones. De ser encontradas culpables, podrí­an cumplir condenas de al menos 20 aí±os de cárcel.

Tras escapar, Mónica denunció la ubicación de la casa donde estaba secuestrada. Gracias a eso se logró la detención de las tres implicadas y encontraron a una menor de edad y a otra ví­ctima. La propiedad de la pandilla se ubicaba en un suburbio en la periferia sur de San Salvador y durante la operación se incautaron 4.000 dólares en efectivo, pero —según la fiscal— se cree que la suma por la que se estafó a las instituciones bancarias podrí­a ascender a 100.000 dólares.

Las autoridades salvadoreí±as han dedicado aí±os a combatir a las pandillas. En julio de 2016, una operación a nivel nacional propinó un duro golpe a la economí­a de estas agrupaciones y derivó en la captura de los principales cabecillas de la Mara Salvatrucha, entre ellos, Marvin Adaly Ramos Quintanilla, alias "Piwa", al que las autoridades identifican como el responsable de las finanzas del grupo.

También se incautaron bienes, miles de dólares, cerraron negocios y congelaron cuentas bancarias. Las autoridades afirman que con esta operación golpearon el corazón financiero de la MS13.

Estados Unidos calificó a la Mara Salvatrucha como una organización criminal transnacional y en agosto de 2015 la Corte Suprema de Justicia de El Salvador declaró que las pandillas y quienes las apoyan o financian son terroristas. Según las autoridades de Seguridad Pública, las pandillas que tiene presencia en barrios y comunidades populares están integradas por más de 70.000 jóvenes y adultos, y son los responsables de la mayorí­a de los crí­menes cometidos en el paí­s.

Si bien es cierto que las declaraciones de Mónica han arrojado luz sobre este nuevo modo de operación de las pandillas, el destino de otras "viudas de negro" es incierto. Según las autoridades, aún se ignoran detalles sobre las vidas de las mujeres que estos grupos criminales reclutan: no se sabe si se casan una o varias veces, si los pandilleros terminan por matarlas o qué ha sido de otras jóvenes desaparecidas que han caí­do en sus manos.

Incluso se contempla la posibilidad de que la Mara utilice a sus propias mujeres para mantener el funcionamiento de su negocio.

De acuerdo con una investigación de la organización privada Sistema Háblame de Respeto, a la que AP tuvo acceso, en las zonas salvadoreí±as con presencia de pandillas "las mujeres desaparecen y dí­as o meses después son encontradas: unas han sobrevivido a vejámenes y cualquier tipo de violencia; en otros casos, sus cuerpos aparecen abandonados y sin vida".

En el paí­s no existen estadí­sticas oficiales que clarifiquen el número de mujeres desaparecidas

Marcos Alemán, Associated Press

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