
Después de más de dos décadas de incertidumbre, una familia oaxaqueña finalmente recibió los restos de su ser querido gracias a una fotografía, una estampa de la Virgen de Juquila y el incansable trabajo del Colibrí Center for Human Rights.
Los restos fueron encontrados en el desierto de Arizona, donde miles de migrantes han perdido la vida en su intento por cruzar la frontera. Entre los objetos hallados junto a los restos de este migrante oaxaqueño, destacaba una imagen de una niña, una pista crucial que llevó a las autoridades a contactar a diversas comunidades cercanas a Juquila, Oaxaca. La respuesta llegó desde Acandela de la Cruz: la niña de la foto, hoy una mujer de casi 30 años, era originaria de ese lugar. Con esta confirmación, se logró contactar a la familia y entregarle los restos de su padre.
Esta es solo una de las muchas historias en las que Colibrí Center for Human Rights ha intervenido para dar respuestas a familias que buscan a sus desaparecidos. Desde su sede en el Forense de Pima, Arizona, el centro ha trabajado desde 2006 en la identificación de migrantes fallecidos, analizando tanto restos humanos como los objetos que portaban al momento de su muerte: estampas religiosas, fotografías familiares, cartas de despedida, e incluso amuletos con colibríes, símbolo de esperanza y conexión con el más allá para muchas culturas indígenas en México.
El desierto de Arizona ha cobrado la vida de al menos 2,500 migrantes desde el año 2000. Para ayudar en su identificación, Colibrí implementó en 2017 un programa de ADN en colaboración con el Médico Forense del Condado de Pima. A través de esta iniciativa, se han tomado más de 1,700 muestras genéticas y reportado más de 4,197 casos de personas desaparecidas, logrando hasta el momento 261 identificaciones.
En su misión, el equipo de Colibrí no solo analiza evidencia, sino que también viaja a distintas comunidades para tomar muestras de ADN de familiares con la esperanza de encontrar coincidencias. Cuando una identificación es confirmada, el centro notifica a los parientes con sensibilidad y los guía en el proceso de repatriación.
A pesar de los desafíos, la labor del Colibrí Center for Human Rights sigue siendo una luz de esperanza para cientos de familias que, como la de este migrante oaxaqueño, han esperado años por respuestas.
Con información del Universal
madpf