
Teuchitlán, Jalisco.- El esperado recorrido por el rancho Izaguirre, sitio relacionado con investigaciones sobre desapariciones, se convirtió en una nueva afrenta para las madres buscadoras. A pesar de las expectativas generadas por las autoridades, los colectivos de personas desaparecidas encontraron un terreno vacío, sin avances claros en la investigación y sin explicaciones sobre los hallazgos previos.
Bajo el galerón donde anteriormente se hallaron zapatos, ropa y un altar a la Santa Muerte, solo quedaban adoquines apilados y huellas de excavaciones. Aunque personal de la Fiscalía de Justicia de Jalisco registró a los visitantes, el recorrido fue hecho sin acompañamiento o detalles sobre el proceso de investigación. La presencia de agentes de la Policía Investigadora y de la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas solo aumentó el sentimiento de frustración entre los buscadores, quienes recorrieron el terreno en silencio, mirando con atención el suelo y observando los hoyos excavados sin mayor explicación.
A tan solo 20 metros de la entrada, las construcciones que alguna vez sirvieron como baño permanecían, mientras el terreno estaba marcado por banderines de colores que señalaban posibles indicios. A lo lejos, se apreciaba lo que parecía una fuente o alberca rodeada de llantas y troncos, pero las interpretaciones no pasaban de ser meras suposiciones, ya que las autoridades no ofrecieron ninguna información sobre el uso o la historia del lugar.
Lo que debería haber sido una visita para observar cómo se estaba procesando el sitio y subsanar las omisiones desde la entrada del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco el 5 de marzo, se transformó en una "burla", según lo expresado por Elia Cervantes, del colectivo Familias Unidas por Nayarit. "Nos trajeron a un rancho vacío y nadie nos da la cara", lamentó Liliana Meza, otra de las madres buscadoras.
La invitación a este recorrido, que prometía ser un punto de transparencia, llegó a los colectivos de varios estados tras el anuncio del fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, quien en un comunicado había abierto la puerta del rancho a la prensa. Sin embargo, ni Gertz Manero ni ningún otro representante de la Fiscalía General de la República (FGR) asistieron a la cita, lo que aumentó la indignación de los participantes.
Más de 300 personas, entre madres buscadoras, activistas, medios de comunicación y organizaciones civiles, se dieron cita en el lugar, solo para encontrar una decepción. A pesar de las altas expectativas, lo que en su lugar encontraron fueron evidencias de una investigación que no avanzaba, sin el esclarecimiento de los hechos que tanto habían solicitado. La situación culminó con el rompimiento del cerco de seguridad por parte de los buscadores, quienes, impulsados por su dolor y la esperanza de encontrar a sus seres queridos, comenzaron a caminar en el terreno polvoriento, gritando consignas de lucha.
A lo largo del recorrido, uno de los buscadores explicó lo que se había encontrado el 5 de marzo: bidones con químicos y testimonios de sobrevivientes que mencionaban el rancho como "la carnicería". Sin embargo, esos hallazgos no parecieron ser el foco de la visita, dejando a los asistentes con la sensación de que las autoridades no estaban comprometidas con resolver el caso.
Con información de El Universal
madpf