
Por: Grupo Zócalo
Ciudad de México.- Las primeras palabras de Claudia Sheinbaum Pardo como presidenta de México fueron para Andrés Manuel López Obrador. No podía ser de otra manera, el hombre de 70 años a su lado izquierdo era su mentor político. Con él caminó durante 24 años en las calles, en las plazas, en las comunidades, en los barrios, para alcanzar la democratización del país, la realización de elecciones limpias y la consolidación de un proyecto de nación basado en la justicia social, luego de tres décadas de gobiernos neoliberales.
“¡Gracias por siempre! Ha sido un honor luchar con usted. Hasta siempre, hermano, amigo, compañero, Andrés Manuel López Obrador!”, lanzó Sheinbaum en el recinto legislativo de San Lázaro el 1 de octubre de 2024, ya con la banda presidencial cruzada sobre su pecho. Pero la historia hacia adelante la escribiría ella.
Sus primeros 100 días como presidenta de México se han caracterizado por tener agenda, personalidad y sello propio. Las sombras del “caudillo” y su “maximato” lucen ahora como una más de las narrativas fallidas lanzadas desde los cuarteles de la oposición. Mientras muchos auguraban ver la mano de López Obrador en la recta inicial del nuevo gobierno, su influencia apenas se dejó ver con la ratificación de Rosario Piedra Ibarra en la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH). Nada más.
Las señales políticas del exmandatario sólo aparecen en la imaginación de un sector de los opinólogos. “Esta es otra señal de quien manda”, anotó en su cuenta de X, el empresario Claudio X. González, uno de los principales críticos del expresidente.
El hecho mismo de que una mujer haya llegado a la Presidencia de la República por primera vez en la historia de México, con el respaldo de 36 millones de votos, marcó la ruta de un proyecto de nación, conocido como Segundo Piso de la Cuarta Transformación, que en poco más de tres meses ya muestra un sello particular en la forma de gobernar.
Desde el 1 de octubre, su distintivo pudo verse en una estrategia agresiva contra el crimen organizado, caracterizada por la inteligencia, la investigación y los golpes quirúrgicos a las mafias; en el decidido impulso a 16 reformas constitucionales, y en una tanda de respuestas tan firmes como diplomáticas a las bravuconadas de Donald Trump.
Los proyectos ferroviarios, de infraestructura carretera y de combate a la piratería son otros rubros que han marcado la fase inicial de su administración. La creación de las nuevas secretarías Anticorrupción y Buen Gobierno; de las Mujeres; y de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación, forman parte de esta nueva fisonomía.
Una nueva era de estrecha colaboración con los empresarios también marcan estos primeros 100 días de gobierno. La creación de un Consejo Asesor Empresarial, el Plan Nacional Hídrico 2024-2030 y el programa para la conservación de las carreteras federales, “Programa Bachetón”, con la participación directa y activa de distintos líderes de la iniciativa privada, son otras señales de la nueva administración.
“Continuidad con sello propio” fue una de las premisas en la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum. Hoy ese compromiso tiene a la mandataria con más del 70 por ciento de la aceptación ciudadana, según distintos sondeos de opinión. Su aprobación ha subido alrededor de 10 puntos en sólo tres meses. Y hoy en Palacio Nacional se sigue marcando la agenda política nacional con las “Mañaneras del pueblo”.
La posible repetición del callismo quedó como otra más de las invenciones de la oposición y de los analistas pro-neoliberales. La trama del maximato quedó ahí, como un hecho que ocurrió en el país hace 100 años, luego de la Revolución de 1910.
Esta historia de 100 días se cuece aparte. Es el primer tramo de un gobierno encabezado por la que también es la primera mujer presidenta de América del Norte.
Primeros días de Claudia Sheinbaum
Luego de su toma de posesión en San Lázaro, la máxima tribuna del país, se delineó la ruta del nuevo gobierno. Horas más tarde la presidenta amplió y detalló su proyecto de nación para los próximos seis años en una concentración masiva en el Zócalo capitalino.
No hubo sobresaltos en el Día Cero como presidenta. Apenas ligeros berrinches de algunos por la no invitación a la toma de protesta al Felipe de Borbón, rey de España, y a la asistencia a la ceremonia del presidente Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba.
Las prioridades inmediatas quedaron delineadas desde el primer día: mantener y ampliar los programas sociales; concretar la Reforma Judicial ante el amago de echarla abajo por parte de ocho ministras y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), encabezados por la ministra presidenta Norma Lucía Piña.
También colocó en ese carril de primeras acciones arrancar el programa para la construcción de un millón de viviendas; la puesta en marcha de la primera fase del plan de trenes de pasajeros, que en una primera etapa abarca más de mil 200 kilómetros, e iniciar una nueva estrategia de seguridad basada en la investigación y la inteligencia, que estaría comandada por uno de sus colaboradores más cercanos, Omar García Harfuch, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana.
El 2 de octubre marcó el inicio de las Mañaneras de Claudia Sheinbaum, a 56 años de la masacre en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, perpetrada por el Estado mexicano. Un hecho que marcó el devenir político de la presidenta, ataviada ese día con un conjunto sastre azul oxford y un suéter blanco de cuello alto. Annie Pardo Cemo y Carlos Sheinbaum Yoselevitz, sus padres, participaron en el movimiento estudiantil de 1968.
Primer encuentro con los medios. Disculpa pública del gobierno actual por el crimen cometido en el de Gustavo Díaz Ordaz: “2 de octubre no se olvida”, dice la mandataria con un nudo en la garganta.
La etapa reformista del gobierno de Sheinbaum
Con la mayoría calificada de las bancadas de Morena, PT y PVEM en ambas cámaras del Congreso de la Unión, ya sea por elección directa, ya sea por la figura legal de sobrerrepresentación, ya sea por rupturas internas al interior de los grupos parlamentarios de los partidos de oposición, o ya sea por negociaciones políticas, la presidenta logró el desahogo de una ambiciosa agenda de 16 reformas constitucionales para apuntalar su proyecto de gobierno.
De la mano de las primeras acciones en materia de seguridad pública, como el “Operativo Enjambre” en el Estado de México, donde se cumplimentaron siete órdenes de aprehensión en contra de alcaldes, directores de seguridad pública municipal y otros funcionarios ligados a grupos delictivos, Sheinbaum envió al Senado la iniciativa de reforma constitucional en materia de seguridad.
La reforma también tomó distancia de la estrategia de seguridad implementada por López Obrador durante su gobierno. Ahora, la secretaría al mando de García Harfuch contará con facultades de investigación y tendrá la responsabilidad de encabezar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública. A ello se le sumó la reforma para el traspaso de la Guardia Nacional a la Secretaría de la Defensa Nacional.
Otra medida en su agresiva estrategia de seguridad se dio con el traslado de García Harfuch a Sinaloa. La decisión se tomó tras los continuos enfrentamientos entre facciones del Cártel de Sinaloa tras la entrega de Ismael ‘El Mayo’ Zambada a autoridades estadounidenses por parte de Joaquín Guzmán López, hijo de ‘El Chapo’.
Las acciones de este nuevo modelo de combate al crimen organizado arrojaron los primeros resultados, sin disparar una sola bala. A principios de diciembre, la presidenta Sheinbaum informó sobre el decomiso histórico más grande de fentanilo. Una tonelada del opioide fue asegurada al Cártel de Sinaloa en los municipios de Ahome y Guasave, en aquella entidad, en operativos encabezados por elementos de la Marina.
Otras reformas que han apuntalado los cimientos del nuevo gobierno versaron sobre la supremacía constitucional, para blindar que los cambios a la Carta Magna aprobados en el Congreso sean impugnados en tribunales; la de igualdad sustantiva en materia de género; la prisión preventiva oficiosa y la que extingue siete órganos autónomos.
También la presidenta se dejó sentir en el pleito que protagonizaron a mediados de diciembre los coordinadores de Morena en el Senado y en la Cámara de Diputados, Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal Ávila, respectivamente, luego de la discusión del paquete económico en el Congreso. Claudia Sheinbaum llamó a cuentas a los legisladores por el numerito mediático. Pidió unidad y no exhibir divisiones en Morena.
La mano firme en ese asunto zanjó las diferencias entre el zacatecano y el tabasqueño, pero de paso envió señales claras de una mandataria que va a conciliar y a levantar la voz cuando sea necesario hacerlo.
Pataleo en la Corte por la Reforma Judicial
Los reflectores apuntaron a la SCJN el 5 de noviembre. La tragicomedia que se vivió esa jornada también formó parte de la historia en estos primeros 100 días de gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
El fracaso de la ministra presidenta Norma Lucía Piña y de otros seis ministros (la mayoría nombrados en los sexenios de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto) de descarrilar la Reforma Judicial que fue aprobada en septiembre en el Congreso tuvo efectos inmediatos que, de entrada, fortalecieron aún más a la presidenta.
El endeble y momentáneo empoderamiento político de Piña por el berrinche de llevar hasta sus últimas consecuencias el naufragio de la Reforma Judicial del Segundo Piso de la Cuarta Transformación, quedó sepultado en unos minutos por el voto del ministro Alberto Pérez Dayán. Pero en esa intentona también arrastró a la oposición y a la misma institución judicial hacia un nuevo episodio de descrédito.
Horas después de haber superado ese escollo, ya entrada la noche de ese 5 de noviembre, la nueva administración recibía las primeras noticias que daban como ganador de las elecciones presidenciales en Estados Unidos al republicano Donald Trump.
La diplomacia de Sheinbaum ante exabruptos de los socios comerciales
Los modos belicosos y amenazantes del trumpismo se dejaron sentir desde los primeros minutos de su victoria electoral. Aranceles, deportaciones masivas, ampliación del muro fronterizo. La respuesta de la presidenta de México fue la diplomacia. Llamada telefónica. Felicitación. Punto. “Estamos preparados para enfrentar los eventuales escenarios”, comentó Claudia Sheinbaum en su conferencia matutina del 7 de noviembre. Y ante las nuevas bravuconerías del republicano, más diplomacia. “Se requiere de cooperación, no de amenazas”, recomendó la presidenta a Donald Trump el 27 de noviembre.
La misma dosis de diplomacia la recetó la mandataria al exprimer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Maltratado por Trump, quien incluso le planteó que Canadá se convirtiera en el estado 51 de la Unión Americana, Trudeau supuestamente suplicó al republicano no comparar a su país con México en torno al tráfico de drogas y estrategia migratoria.
“No vamos a caer en ninguna provocación sobre qué país es mejor. Lo que sí es que a México se le respeta, y más por nuestros socios comerciales”, reviró la presidenta a inicios de diciembre.
Sheinbaum Pardo encontró en esta etapa el remedio para neutralizar la agresividad narrativa de Trump: placebos de diplomacia.
Si el republicano propone cambiar el nombre al Golfo de México por el de “Golfo de América”, ¿por qué no llamar a Estados Unidos la “América Mexicana”. Si dice que los cárteles gobiernan México, ¿por qué no revisar el problema del consumo de drogas en la Unión Americana y el tráfico ilegal de armas hacia las mafias mexicanas?
Habrá otros escenarios a partir del 20 de enero, cuando Donald Trump rinda protesta como presidente. También Claudia Sheinbaum y su equipo han anunciado que están preparados, que tienen distintas estrategias para enfrentar la relación bilateral y al nuevo inquilino de la Casa Blanca.
La fecha simbólica de los 100 días de gobierno se cumplió. En las últimas semanas la presidenta sentó las bases de lo que será su sexenio. La “continuidad con perfil propio” ha marcado la ruta del nuevo gobierno. El Segundo Piso de la Cuarta Transformación tiene un largo trecho por delante, comandado por la primera mujer presidenta en México.
madpf