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Ni teléfono ni Internet: 34 horas de miedo en Gaza

La situación imposibilitó la comunicación para rescates en medio de ataques israelíes

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Por: New York Times

Gaza.- Durante 34 horas, la gran mayoría de los más de dos millones de palestinos que viven en la Franja de Gaza no tuvieron forma de comunicarse con el mundo exterior ni entre sí.

Los residentes no tenían forma de saber si sus seres queridos estaban vivos o no. Las líneas telefónicas de emergencia dejaron de sonar y los paramédicos intentaron salvar a las personas conduciendo hacia el sonido de las explosiones. Los heridos quedaron abandonados para morir en la calle.

El viernes al atardecer, tres semanas después del inicio de de la campaña de bombardeos de Israel en Gaza, y mientras los palestinos se preparaban para la invasión terrestre israelí, el débil servicio de teléfono e Internet que había permitido que continuara algo de comunicación dentro del enclave bloqueado fue repentinamente cortado.

Dos funcionarios estadounidenses dijeron que Washington cree que Israel era responsable de la pérdida de señal, hablando bajo condición de anonimato debido a lo delicado del tema. El pánico se extendió por el territorio.

“Sentí que me había quedado ciego y sordo, incapaz de ver ni oír”, escribió Fathi Sabbah, periodista radicado en Gaza, en su perfil de Facebook el domingo, después de que el servicio telefónico y de Internet regresaron parcialmente.

Desde que hombres armados de Hamas, el grupo armado que gobierna la Franja, irrumpieron a Israel a través de la valla fronteriza el 7 de octubre, matando a unas mil 400 personas en el sur y tomando como rehenes a más de 220, los habitantes del enclave afirman que han estado viviendo dentro de una pesadilla.

En respuesta a la ofensiva de los militantes palestinos, el Ejército israelí declaró un asedio del territorio densamente poblado, cortando la electricidad, el agua y los suministros médicos mientras lanzaba una incesante andanada de bombardeos aéreos y de artillería.

Ahmed Yousef, un funcionario de 45 años que vive en la ciudad de Deir El Balah, pensó que la pérdida de luz y agua era lo peor que podía llegar a ser la situación.

 

 

“Pero la pérdida de comunicaciones resultó ser mucho peor”, aseguró.

No sólo no pudo comunicarse con sus familiares y amigos, sino que tampoco pudo comunicarse con el hombre que le vende agua, ni con otro hombre a quien le paga para que haga cola en una panadería durante horas para poder comprar.

Al principio pensó que la pérdida del servicio sería breve. Sólo se enteró de que había un apagón casi total debido al uso de electricidad de un sistema de paneles solares para ver Al Jazeera, la red árabe de televisión por satélite, un único hilo que lo unía con el mundo exterior.

La conectividad se reanudó espontáneamente el domingo alrededor de las 4:00 horas, casi día y medio después, dijo Abdulmajeed Melhem, director ejecutivo de Paltel Group, la principal empresa de telecomunicaciones palestina.

La compañía no había hecho reparaciones y no entendía cómo o por qué el servicio había regresado parcialmente, explicó.

Melhem añadió que creía que el Gobierno israelí era responsable del corte y la restauración.

El servicio sigue siendo limitado después de un ataque aéreo israelí contra una torre de telecomunicaciones a principios de la guerra.

Hasta ahora, los funcionarios israelíes se han negado a comentar sobre las acusaciones de que ellos provocaron deliberadamente el apagón de telecomunicaciones.

Los dos funcionarios estadounidenses indicaron que habían instado a sus homólogos israelíes a hacer todo lo posible para restablecer la señal.

El apagón provocó terror (y furia) en toda la Franja de Gaza.

“Parece que los palestinos estaban haciendo demasiado ruido mientras los masacraban”, escribió en la plataforma de redes sociales el Dr. Ghassan Abu-Sittah, un cirujano plástico británico-palestino que suspendió su práctica en Londres para ofrecerse como voluntario en un hospital de Gaza.

“Ofendió la refinada sensibilidad de los partidarios occidentales de Israel. Entonces cortaron toda comunicación y nos silenciaron”.

Aislados del mundo exterior (y entre sí), los habitantes de Gaza se enfrentaron a escenas de una película apocalíptica.

Los equipos de rescate se vieron obligados a intentar localizar los lugares de los ataques aéreos observando la dirección de donde procedían las explosiones, contó Mahmoud Basl, un funcionario de defensa civil.

 

 

En otros casos, voluntarios recogían a los heridos para llevarlos al hospital, donde notificaban a los socorristas del centro de salud sobre la ubicación del ataque aéreo para que pudieran intentar salvar a otros que quedaron atrás, apuntó.

Yusuf Al-Loh, director de operaciones de una agencia de servicios médicos dependiente del Ministerio del Interior, describió a personas que habían corrido más de kilómetro y medio para llegar a los equipos de rescate, gritando pidiendo ayuda.

Cuando algunas personas finalmente llegaron hasta ellos, estaban tan enojadas al sentirse abandonadas que insultaron a los socorristas, profundizando la sensación de desastre “a nivel psicológico”, dijo.

Al-Loh calificó el apagón como un “crimen de guerra” por el cual la gente debería rendir cuentas.

“Los F-16 vuelan constantemente hasta el punto que siento que quieren borrar Gaza”, lamentó.

Más de 8 mil personas han muerto en Gaza desde que comenzó la guerra, incluidos más de 3 mil niños, según Ashraf al-Qidra, portavoz del Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamas.

Luego de que se restablecieron las comunicaciones, los equipos de ambulancias y de defensa civil encontraron cientos de muertos y heridos tirados en el suelo o atrapados bajo los escombros, dijo al-Qidra en una conferencia de prensa.

Miles de personas irrumpieron en los almacenes gestionados por la agencia de las Naciones Unidas que ayuda a los palestinos, UNRWA , llevándose harina de trigo “y otros artículos básicos de supervivencia como suministros de higiene”, dijo la agencia en un comunicado de prensa.

“Esta es una señal preocupante de que el orden civil está empezando a resquebrajarse después de tres semanas de guerra y un estricto asedio a Gaza”, dijo Thomas White, director de asuntos de la UNRWA en la Franja de Gaza.

“Las tensiones y el miedo empeoran con los cortes en las líneas telefónicas y de comunicación por Internet. Se sienten solos, aislados de sus familias dentro de Gaza y del resto del mundo”.

Helmi Mousa fue uno de los pocos residentes que tuvo conexión a Internet el sábado por la mañana en medio del apagón generalizado. Sin embargo, esto no alivió su ansiedad porque no pudo comunicarse con familiares con tarjetas SIM palestinas que viven a sólo kilómetros de distancia.

Mousa, de 70 años, escritor jubilado, y su esposa, Basma Attia, se acurrucaban en su departamento del noveno piso en la ciudad de Gaza.

“Las explosiones ocurrieron a nuestra izquierda, a nuestra derecha, desde todas direcciones”, recordó.

“Se sintió como si hubiera 100 aviones atacando dentro de Gaza, y se siente como si ya no hubiera límite para la locura o lo imaginable”.

A unos pocos kilómetros de Mousa, Ahmed Elmadhoun estaba en el techo de un hospital en Khan Younis en busca de una fugaz conexión a Internet con una tarjeta SIM israelí que había comprado por 100 dólares, pero el servicio simplemente no funcionaba.

Elmadhoun, de 26 años, activista y periodista, estaba desesperado por hablar en medio del silencio.

“Sentí que nuestra voz ya no era importante”, dijo Elmadhoun por teléfono desde la ciudad de Gaza.

“Era como si estuviéramos muriendo solos”.

 

 

 

 

DGLJ

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