
Por: Grupo Zócalo
Ciudad de México.- Agricultores del Valle de Apatzingán pagan cuotas a al menos 22 grupos criminales desde 2012, cuando se fragmentaron los carteles de la Familia Michoacana y Los Caballeros Templarios, y tras la desaparición institucional de las guardias rurales y grupos de autodefensa.
La violencia, la extorsión y el secuestro en la Tierra Caliente michoacana existe desde el año 2000, cuando Los Zetas incursionaron en las regiones de alta producción económica, agraria e industrial en el estado, gracias a las negociaciones con líderes criminales de otros cárteles más fuertes.
En 2006, La Familia Michoacana se presentó en la escena pública cuando dejó a modo de mensaje seis cabezas humanas en una pista de baile de un bar de Uruapan. Fue un aviso para productores, empresarios y comerciantes de que ya no existiría “extorsión ni secuestro” y únicamente se pedirían cuotas voluntarias para protección y seguridad.
AAG