
Piedras Negras, Coahuila. - El fallecimiento del Padre Ricardo Hernández causó gran consternación entre los sacerdotes, además de que generó un fuerte impacto, puesto que nunca se había presentado la muerte de un sacerdote mientras todos los demás están reunidos, indicó Monseñor Alonso Garza Treviño.
Entrevistado durante los trabajos de la semana de formación que se realizan en el Seminario “Jesús Buen Pastor”, el Obispo de la Diócesis señaló que la muerte de quien fuera párroco en la Parroquia de Cristo Rey en Acuña de alguna manera también deja enseñanzas a los sacerdotes reunidos.
Monseñor Garza Treviño dijo que el Padre Ricardo será siempre recordado por entregarse durante 15 años a sus comunidades, en particular por los enfermos y sus familiares.
Dijo que durante el tiempo en que estuvo asignado a templos de la región carbonífera abrió dos casas y un comedor para apoyar a los familiares de quienes estaban enfermos, instituciones de las cuales se siguió encargando, aún y cuando fue cambiado a Acuña.