
Por: Maru Valencia
Saltillo, Coah.- Sólo la selección podría ser la razón para combinar micheladas con chilaquiles, un martes temprano a 8 grados centígrados.
El juego México – Polonia empezó a las 10:00 horas y los bares que suelen abrir a las 12, abrieron antes para prender las pantallas y recibir gente.
En el Costeñito hay varios estudiantes del Tec Saltillo, algunos de plano se volaron las clases y otros, aseguran, no fue el maestro.
Quizá sea cierto, porque en el Partners & Brothershay varios ingenieros y docentes que prefieren no dar entrevistas porque andan de incógnito.
Las cubetas llegan a las mesas, aunque no falta el anticlimático que pide café o jugo.
Los hombres son mayoría, hay una mujer por cada 20 varones. Aunque en las alitas Titos sólo hay dos entre 70.
Nadie se quita la chamarra y se calientan las manos después de darle un trago al frío envase de Tecate.
“Es una ocasión especial: juega México!!”. “El mundial es cada cuatro años y las obligaciones son todos los días”, son algunas de la razones para justificar la bebida desde temprano.
Los gritos y las porras hacen vibrar el lugar: Memo Ochoa acaba de parar un pénalti de forma magistral.
“Ochoa, Ochoa!!!” “Vamos México!!” “Sí se puede, sí se puede!!”, son algunas de los vítores que salen de los bares y se escuchan hasta la calle, donde para muchos, la vida continua normal.
La selección nos dio un empate que nos supo a triunfo, y los saltillenses nos quedamos con un buen sabor de boca.