
Positiva, productiva y agradable tienta.
Por FRANCISCO VARGAS M.
Aguascalientes.- Vaya tarde tan agradable, fue la que se vivió en la ganadería aguascalentense de Campo Grande, misma que se ubica en el municipio de San Francisco de los Romo, divisa color morado, oro y rojo, propiedad del ingeniero Juan Gilberto Castorena Hernández, quien examinó seis vacas, labor de campo y tienta que estuvo a cargo de los matadores de toros, el mexiqueí±o José Mauricio, y los aguascalentenses José María Hermosillo, y Héctor Gutiérrez; participando también en la misma los novilleros, el potosino José Sainz, el queretano Daniel Esquivel, y el acalitano Luis Jaime Navarrete.
Antes de iniciar la interesante tienta, Gilberto Castorena hijo, fue el encargado de expresar unas palabras de bienvenida a los toreros e invitados especiales, haciendo enseguida una oración pidiendo a Dios su bendición para el buen desarrollo de la tienta, acto que realizaba su seí±ora madre, doí±a María Estela Perales Durán, quien todos la extraí±amos, viniéndose a nuestra mente, su imagen y palabras llenas de afecto y carií±o que nos hacía sentir siempre como en casa.
Como lo apuntamos líneas iniciales, fue una tarde agradable para todos, en cuanto para los diestros José Mauricio, José María Hermosillo y Héctor Gutiérrez, de
disfrutar del toreo, ya que las vacas les permitió expresar su tauromaquia personal de gran clase, profundidad, temple, largueza y hondura, al igual que a los jóvenes novilleros a quienes les dieron las tres; mientras que a los ganaderos Juan Gilberto Castorena, como a sus hijos Gilberto, quien como siempre fue el encargado de picar haciéndolo de manera efectiva; como al cumpleaí±ero Rodrigo y nuevo papá al tener en casa ya a la pequeí±a Alba Lucía de tres semanas de edad, quedaron más que satisfechos y contentos por los resultados obtenidos, ya que de las seis examinadas, cinco de ellas alcanzaron alta nota por su calidad que mostraron en sus embestidas de bravura, fijeza, clase, recorrido, y transmisión.
Cabe mencionar, que nuestro estimado amigo Alfredo de la Cruz, no aguantó las ganas, por lo que ha invitación de los amigos ganaderos, calmó sus ansias de torero.
Al final de esta productiva y positiva tienta, los gentiles anfitriones, ofrecieron una rica birria que todos disfrutamos, como de este estupendo día en el incomparable campo bravo mexicano; donde se confirma siempre que: âLa grandeza del toreo es la bella creación del arte, en donde se pone en juego la existencia de la vida sobre la muerteâ.