
Al menos ocho personas murieron en el noroeste de Kiev cuando las fuerzas rusas bombardearon un centro comercial el domingo por la noche.
Por: Grupo ZócaloÂ
Kiev.-Â Al menos ocho personas murieron en el noroeste de Kiev cuando las fuerzas rusas bombardearon un centro comercial el domingo por la noche.
Tras el ataque, el Alcalde Vitali Klitschko anunció que instaurará un nuevo toque de queda en la capital ucraniana a partir del lunes por la noche hasta el miércoles por la maí±ana.
âComenzará hoy a las 20:00 y durará hasta las 07:00 del 23 de marzoâ, escribió el excampeón del mundo de boxeo en su cuenta Telegram. âPido a cada uno de ustedes quedarse en casa o en refugios en el momento en que suenen las sirenasâ, agregó.
No quedaba casi nada del nuevo centro llamado âRetrovilleâ, en el populoso distrito de Podil. La estructura aún humeaba la maí±ana de este lunes, tras el ataque que lo convirtió en una ruina rodeada de torres de varios pisos.
La fuerza de la explosión, a las 22:45 locales, reventó todas las ventanas en el bloque vecino y retorció sus marcos de metal, según las autoridades.
Bajo un toldo del que cuelgan grandes carteles publicitarios, seis cadáveres yacían en el suelo con sus pies desnudos sobresaliendo del plástico negro con el que se les cubrió.
Los cadáveres eran todos de hombres con equipamiento militar, y dos estaban semidesnudos, lo que sugiere que probablemente había soldados durmiendo en el centro comercial cuando sucedió el bombardeo.
âEstaba tranquilamente en mi casa, mi departamento fue sacudido por la explosión, pensé que el edificio se iba a caerâ, recordó Vladimir, de 76 aí±os.
Los rusos âprobablemente apuntaban a una central (eléctrica) térmica a unos cientos de metrosâ, aí±adió, seí±alando una gran chimenea blanca en el horizonte.
Acusa Rusia: se usaba como almacén militar
Rusia dijo que usó cohetes de alta precisión y largo alcance contra el centro comercial que, según su Ejército, estaba siendo usado como un almacén de armas por las fuerzas ucranianas.
âLas zonas cercanas al centro comercial se utilizaban como una gran base para almacenar municiones de cohetes y para recargar lanzadores de cohetes múltiplesâ, dijo a la prensa el portavoz del Ministerio de Defensa, Igor Konashenkov.
âLas armas de largo alcance de alta precisión destruyeron en la noche del 21 de marzo una batería de lanzacohetes múltiples ucranianos y un almacén de munición en un centro comercial que no funcionabaâ.Â
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Inaugurado a inicios de 2020, un poco antes de la pandemia de Covid-19, âRetrovilleâ era un templo del consumo, con sus 250 tiendas, sus marcas occidentales, sus cines y sus 3 mil lugares de estacionamiento.
Toda la parte sur del inmenso complejo comercial, que era el orgullo de los habitantes del barrio, quedó devastado.
En este suburbio de Vynohradar, donde antaí±o florecían vií±edos y huertos, surgieron en los últimos aí±os torres ultramodernas de color grisáceo, algunas de las cuales aún no están habitadas o ni siquiera terminadas.
En los alrededores del centro comercial, casi ninguna ventana se salvó de la explosión y los cristales rotos cubren las explanadas de los edificios de 20 plantas.
El estacionamiento sur del âRetrovilleâ parece ahora un campo de batalla: vehículos pulverizados, chatarra retorcida y escombros que dificultan el paso.
Del club deportivo âSportlifeâ y su piscina queda, literalmente, un montón de acero y charcos de agua sucia, con trozos fundidos de poliéster aislante. El ambiente desprende un olor a quemado.
Entre los escombros, un grupo de bomberos y militares buscaban a más víctimas, al pie de un edificio de diez plantas carbonizado y aún humeante del que sólo queda la estructura de hormigón.
âSon las oficinas del centro comercial, afortunadamente, no había nadieâ, explica un vecino.
Según los lugareí±os, el bombardeo de esta noche fue el mayor en Kiev desde el inicio de la ofensiva rusa el 24 de febrero.
Dima Stepanienko, de 30 aí±os, relata que cayó âa los pies de la camaâ con la explosión.
âMe temo que síâ, dice, bajando la mirada, al responder a la pregunta de si la guerra habrá llegado a Kiev.
En el interior del centro comercial, una alarma seguía sonando en un escenario de fugas de agua por la ruptura de las canalizaciones y un techo casi totalmente derrumbado.
Entre las ruinas, un sacerdote ortodoxo vestido de color caqui recita oraciones, invoca al âRey Davidâ y de paso, insulta a los âterroristas rusosâ.
âHay trozos de cuerpos ahíâ, le dice un militar de manera discreta, el rostro disimulado por una bufanda negra.
âEstaba ahí cuando cayó â, dice Constantin, de 22 aí±os.
âVoló todo, un misil o un cohete enorme, no sabemos qué fue, simplemente golpeó el gimnasioâ, aí±ade cansado, negándose a dar más detalles sobre el número o la identidad de las víctimas.
Los restos de un enorme bloque de motor, incrustados en el suelo, y los característicos restos de acero verde traen inevitablemente a la mente los vehículos blindados.