
Su hija Marisa de la Peí±a Valdés, dio un emotivo mensaje, ante una capilla renacimiento, colmada de saltillenses.
Por: Jesús Jiménez
Saltillo, Coahuila. - âHoy el cielo está de fiesta porque recibe a una mujer con un gran corazón, de carácter fuerte y aguerrido, pero noble de principio a fin, les agradecemos sus muestras de carií±o, sus detalles, sus palabrasâ, dijo Marisa de la Peí±a Valdés al agradecer a los cientos de personas que acudieron a la misa de cuerpo presente de su mamá, Marisa Valdés Oyervides, oficiada por el Padre Juan Pedro este jueves al mediodía en la Capilla Oratorio de Renacimiento.
Con la voz entre quebrada por el dolor de haber perdido a su mamá, Marisa destacó sus cualidades y virtudes, mismas que le valieron el reconocimiento y el aprecio de tanta gente en el curso y trayecto de su vida, de tantos saltillenses, que tuvieron la fortuna de tratarla y conocerla.
âHablar de Marisa Valdés Oyervides, orgullosamente Madre de mis hermanos y mía, es sinónimo de fuerza y valentía, de lucha, de entrega, siempre dispuesta a ayudar, siempre dando todo por los demás, por sus hijos, por su familia, por sus amigosâ.
âFue una abuela encantadora, juguetona y divertida; para sus nietas era su âsuelaâ, quien se trepaba con ellas a todos los juegos, lo mismo que jugaba luchitas con ellas. Para nosotros sus hijos no hubo un momento en el que no estuviera al pendiente, igual de sus hermanos, lo mismo que de sus amigosâ, destacó Marisa.
âLes agradecemos de todo corazón, a mi Papá, a mis tíos, a âmis tías, a todos mis primos que en ningún momento nos dejaron solosâ, dijo Marisa ante una capilla colmada por cientos de saltillenses que acudieron a despedir a la estimada y apreciada publirrelacionista y empresaria, fallecida el fin de semana.
âNos quedamos con todos y cada uno de los lindos momentos que pasamos con ella, con su voz ronca, y sus carcajadas. Era un cascabel porque al lugar que entraba, su luz brilla y contagiaba su energía, llena de besos y abrazos, y siempre tenía una palabra hermosa para todos, saludaba y se entregaba con amorâ.
âNo hubo día que no hablara y nos dijera âte amo y te adoroâ, siempre nos presumía y nos decía, son los más chingones que existenâ, destacando Marisa el impulso y la motivación que les inyectaba : âSi llegábamos y le decíamos âMamá hay esto, pero no se sí lo pueda hacerâ, y nos decía, âClaro que lo puedes hacer, y lo vas a hacerâ .
âSiempre amorosa, siempre presente, deja un vacío enorme, estoy segura que ella está viendo a todos los que hoy están aquí presentes, y se los agradece, y de corazón, de parte de toda la familia Valdés Oyervides, con el alma les agradecemos su apoyo en este momento, su presencia aquíâ.
âGracias, pero muchas gracias, por acompaí±arnos, por estar todos en algún momento en la vida de mi Mamá, y los felicitó por haber disfrutado de su compaí±ía, de sus risas, de sus energía, de su vibra, nos deja un gran legado a todos, y así la vamos a venerar y recordarla hasta el fin de los tiempos, ¡ Gracias a Todos ¡â.
Apenas terminó Marisa su mensaje y enorme aplauso retumbo en todo el recinto, porque como dijo el Padre Juan Pedro, âa personas como Marisa, no se les puede despedir con un minuto de silencio, sino con un minuto de aplausos, por todo lo que nos brindó en su vidaâ.
Acto seguido el féretro con los restos de Marisa Valdés Oyervides fue conducido hasta la carroza que habría de trasladarla a su última morada, en medio de otra carretada de aplausos de todas las personas que acudieron a despedir a un gran ser humano, a una destacada saltillense a quien manos criminales le arrancaron la vida.