
El 4 de marzo de 2011, en Saltillo se registró uno de los más grandes enfrentamientos; apenas era el comienzo.
Por Grupo Zócalo
Saltillo, Coah.- En marzo de 2011 se vivió otro confinamiento en Coahuila, uno voluntario, los ciudadanos se replegaron en sus hogares, había temor de salir a la calle y perder la vida, pero no a causa de un virus, sino de la violencia que tuvo su mayor incidencia en ese aí±o.
En las principales ciudades del estado se registraron enfrentamientos entre policías y delincuentes. Esta época de terror se extendió durante un aí±o, fue la etapa álgida de la violencia, cuando las balaceras se registraban en la maí±ana, en la tarde, a toda horaâ¦
La incertidumbre y el miedo ingresaron a los hogares coahuilenses, las redes sociales, como Twitter, se llenaron de noticias sobre los enfrentamientos, se relataba lo que sucedía a plena luz del día.
Los ciudadanos perdieron su tranquilidad, miles de familias quedaron destrozadas por la muerte de uno de sus integrantes; hubo también miles de personas desaparecidas.
El detonante de este trágico momento en la historia del estado, fue la declarada guerra contra el narcotráfico por el entonces presidente Felipe Calderón, entonces las calles se convirtieron en un campo de batalla.
En Coahuila, los enfrentamientos se registraron principalmente en tres ciudades: Saltillo, Torreón y Piedras Negras, puntos estratégicos para los integrantes del crimen organizado.
A pesar de que desde 2009 se habrían registrado ya sucesos de violencia en la entidad, el pico más alto fue en 2011, cuando se incrementaron los enfrentamientos entre las fuerzas del orden público y los criminales que intentaban apoderarse de las âplazasâ.
Apenas era el comienzo
El 4 de marzo de 2011 quedará marcado como el día en que comenzó uno de los episodios más trágicos en la historia de Coahuila. Saltillo fue la ciudad donde se registró uno de los más grandes enfrentamientos y que dejó más de 10 delincuentes abatidos, tres agentes muertos y un civil sin vida.
Era viernes, los nií±os estaban en sus escuelas, los negocios y comercios ya habían abierto, las fábricas operando con normalidad, en Saltillo se vivía la rutina diaria de sus ciudadanos.
A las 9:40 de la maí±ana se activó el código rojo y todo cambió, los saltillenses afrontaron una nueva realidad: las balaceras, se detonó la época álgida de la violencia en Saltillo, en Coahuila.
Ese día marcó la historia de la ciudad y del estado, múltiples enfrentamientos armados entre las fuerzas de seguridad y grupos criminales cimbraron la tranquilidad de la capital del estado.
Todo comenzó con el reporte de una balacera en el bulevar Venustiano Carranza frente a la escuela Secundaria Margarita Maza de Juárez, justo cuando los alumnos se encontraban en receso y los negocios instalados sobre la principal arteria de la ciudad comenzaban a operar.
Un grupo de criminales a bordo de una camioneta emboscó a agentes de la Policía Ministerial, fue un comandante de dicha corporación quien activó el código para solicitar refuerzos, estaban siendo atacados.
De inmediato las líneas de emergencia, en ese entonces 066, se saturaron de llamadas sobre reportes de balaceras y detonaciones en diversos puntos de la ciudad.
El inicio de una guerra
El miedo se apoderó de la ciudadanía, los saltillenses presenciaron el inicio de una guerra ya declarada, pero que se creía lejana, en otros estados, en otras ciudades⦠Ahora esta se desarrollaba afuera de sus casas, de su trabajo, de sus escuelas. Las calles se llenaron de convoyes de camionetas con soldados y policías, recorrían los principales bulevares de Saltillo, abriendo fuego contra camionetas sin placas en las que iban hombres que también disparaban contra los policías.
El reporte que escucharon los radiooperadores del sistema de emergencia fue âNos están disparando, nos emboscaron, vamos por V. Carranza, córranle que son muchosâ.
Ese fue el mensaje que envió el comandante de las unidades que fueron emboscadas en el cruce de Venustiano Carranza con el bulevar Jesús Valdés Sánchez.
Nadie sabía qué pasaba
Los alumnos de la secundaria corrieron a resguardarse en el auditorio de la escuela, la gente que estaba en las calles corría a esconderse donde pudiera. Nadie sabía qué pasaba, solo se escuchaban las detonaciones y veían las patrullas pasar a toda velocidad por el bulevar. Después del primer reporte de enfrentamiento vinieron uno, tres⦠cinco más en otros puntos de la ciudad, uno al poniente debajo del puente vehicular del periférico Luis Echeverría en el cruce con Vito Alessio Robles, otro al oriente afuera de una plaza comercial, uno más al norte sobre el bulevar Luis Donaldo Colosio.
Comenzaron a surgir los primeros reportes de heridos e incluso muertos. Casi a mediodía, el enfrentamiento donde hubo más víctimas mortales, en el cruce del periférico Luis Echeverría con el bulevar Jesús Valdés Sánchez, abatieron cuatro criminales, dos soldados murieron en el cumplimiento de su deber y una mujer fue víctima del fuego cruzado.