Las constancias de defunción fueron empleadas de forma ilegal en la capital del país y Estado de México
Por: Grupo ZócaloÂ
La Fiscalía General de Justicia (FGJ) del Estado de México investiga a una
 red de tráfico de actas de defunción, integrada porÂ
personal médico de instituciones de salud de la Ciudad de México que presuntamente modifica la causa de muerte por Covid-19.
En dicha red también están presuntamente vinculadosÂ
empleados de los servicios médicos forenses; doctores y enfermeros particulares, e incluso funerarias establecidas y clandestinas, quienes son seí±alados como responsables de expedirÂ
certificados de defunción alterados deliberadamente.
La investigación inició tras una denuncia ante la
 Agencia de Protección Sanitaria del Gobierno de la Ciudad de México, luego de queÂ
los documentos fueron robados de sus oficinas y luego utilizados para certificar que las víctimas por supuesto Covid-19 murieron por enfermedades como insuficiencia respiratoria, neumonía atípica o neumonía viral y no por el virus, publicaÂ
El Universal.
Cabe seí±alar que además de representar un riesgo para la sociedad, con las acciones de dicha redÂ
se alteran las cifras reales de personas contagiadas y de cuántas han perdido la vida durante esta pandemia.
Los avances en la investigación apuntan a que
 por lo menos mil certificados desaparecieron, de los cuales han ubicado poco más de 800 que se expidieron en alcaldías como Cuauhtémoc, Venustiano Carranza, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y en los municipios de Ecatepec, Nezahualcoyotl, Tlalnepantla, Texcoco y Chimalhuacán.
Según la carpeta de investigación, CI-FICUH/CUH-8/UI-1S/D/ 00051/06-2020, de momento se tiene identificados aÂ
10 médicos en la metrópoli que no acudieron a certificar el deceso de una posible víctima de coronavirus; de está cifra, cinco ya fueron citados a declarar en torno a lo sucedido, pero no hay un solo detenido ni les han imputado algún delito las autoridades.
Fuentes cercanas a la indagatoria explicaron que en caso de encontrar culpable a uno de los médicos o funcionarios, el castigo máximo que
 podría recibir es la perdida de su trabajo y posiblemente inhabilitarlos para ocupar un cargo público, pero no llegarían a prisión, pues el delito de presunta omisión que cometieron no es considerado grave.
En el caso de las funerarias clandestinas y médicos particulares la sanción podría ser más grave, de comprobarse que actuaron con dolo.
Trascendió que en la metrópoli realizaron inspecciones sorpresivas aÂ
más de 10 de funerarias que operan al margen de la ley, pues se cree que ellas tengan varios de los certificados alterados que no se han utilizado.