
'El rey ha regresado a lo más alto del trono', afirmó Fury
Las Vegas.- El peleador irlandés, Tyson Fury, noqueó en el séptimo round a Deontay Wilder, cuya esquina tiró la toalla ante el castigo que estaba recibiendo desde la campanada inicial de la pelea estelar de la MGM Grand Arena de Las Vegas, este sábado por la noche.
Fury se convirtió en el campeón de peso Completo del Consejo Mundial de Boxeo en el segundo intento frente a Wilder, a quien durante toda la semana previa amenazó con noquear a más tardar en el segundo episodio.
Fue un dominio total de Fury (30-0-1, 21 ko`s) en todos aspectos, incluso desde la presentación y caminata misma hacia la arena, a donde llegó en un trono de rey, cargado por chicas ante una repleta arena, en su mayoría procedentes del Reino Unido.
Fury hizo honor a sus palabras y comenzó tan ofensivo como había advertido durante la semana. Intentó desde un principio ser el agresor y casi le da resultado en el tercer asalto, cuando de un derechazo volado a la oreja casi manda a la lona a Wilder (42-1-1), quien sintió que se doblaban las rodillas, pero alcanzó a recuperarse.
Sin embargo, un minuto después en ese mismo tercer episodio, se fue al suelo con otro bombazo de derecha que siguió a una recta de zurda.
âUn gran reconocimiento a Deontay Wilderâ, dijo Fury. âVino esta noche y en realidad enseí±ó el verdadero corazón de campeónâ.
âLe pegué un limpio derechazo, se cayó y se levantóâ, agregó. âEs un guerrero. Regresará y será otra vez campeónâ.
Fury siguió atacando sin parar en el cuarto; Wilder de nuevo fue al piso, pero el referí Kenny Bayless marcó resbalón. Se veía mal físicamente, casi sin lanzar golpes.
Apenas terminaba de sonar la campana del quinto asalto cuando un gancho al hígado de nuevo hizo temblar a Wilder, quien un minuto más tarde sufrió su segunda caída oficial de la noche.
Fury parecía tenerlo; Wilder casi cae por segunda vez en ese mismo quinto round. Pero entre las cuerdas y el referí impidieron que así sucediera. Ya era una paliza la que el estadounidense estaba recibiendo a esas alturasâ¦
Para el sexto, en el que de nuevo salió con todo desde el principio y pareció daí±ar a Wilder, Fury tenía la pelea bajo control absoluto. Lucía como que sólo era cuestión de tiempo para que el campeón cayera a la lona o en un descuido el referí detuviera el combate.
Todos los golpes de Fury entraban en la pobre guardia de Wilder, quien estaba visiblemente maltratado de la cara, con una herida en el cuello y jalaba aire por la boca.
Así fue hasta que la esquina de Wilder lanzó la toalla para rendirse y ceder el trono a Fury en ese fatídico séptimo round.