
Este viernes Netflix estrena Monarca, la serie producida por Salma Hayek.
Por Agencia Reforma
Ciudad de México.-Treinta aí±os después de haber protagonizado la telenovela Teresa, Salma Hayek siente que cierra un círculo al volver a la pantalla chica nacional con la serie Monarca, ahora no como novata, sino como una figura colmada de experiencia.
âTengo la sensación de que me fui y aprendí mucho, mucho, mucho. De triunfos y fracasos. Siento que vuelvo a hacer televisión en México, no como actriz, sino como productora, pero que vuelvo a hacer drama.
âAunque más que una telenovela siento que esto es la evolución de las telenovelas. Está la buena, el malo, la víctima, vemos el melodrama, pero sofisticado, elegante. Eso es muy bonitoâ, dijo, feliz, la nominada al Oscar.
Su producción para Netflix no es un ejercicio de reconexión con sus raíces, porque, aseguró, jamás las ha perdido aunque vive a caballo entre París, Londres y Los íngeles.
âNo me siento desconectada. Siempre que vengo conozco nueva gente, veo cosas nuevas, pero no me siento extraí±a en mi propio país. Eso nunca lo he sentidoâ, subrayó.
En cuanto a lo histriónico, la veracruzana de 53 aí±os admitió ser la excepción a esa regla no escrita en Hollywood en que las mujeres de determinada edad comienzan a ser relegadas a papeles secundarios.
âEs el mejor momento de mi carrera como actriz. Yo nunca traté de seguir las reglas, entonces no tengo por qué ser parte de ellasâ.
UNA HISTORIA INTENSA
Monarca se centra en los Carranza, cuya inmensa fortuna se da gracias a Grupo Monarca, que tiene una tequilera centenaria, cadena de hoteles, una constructora y mucha influencia política.
También están envueltos en un intenso drama que será un juego de ajedrez de poder y un desfile de intrigas entre haciendas agaveras.
El patriarca, cansado de llevar la empresa y ceder a malos manejos, le da el control a Ana María (Irene Azuela), quien huyó a EU para alejarse de su familia, un nido de serpientes.
El hijo mayor, Joaquín (Juan Manuel Bernal), experto en corruptelas, cree que el trono solo le pertenece a él, y el menor, Andrés (Osvaldo Benavides), quien habita un universo de falsedad, querrá su tajo.
Esos son los elementos con los que se encontrará el espectador.