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El banquero inglés cocainómano que torturó a una mujer durante tres días

Fue así como lo que planificó como una maratón sexual terminó en un doble crimen con detalles espeluznantes que la corte debió escuchar hoy.

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Fue así­ como lo que planificó como una maratón sexual terminó en un doble crimen con detalles espeluznantes que la corte debió escuchar hoy.

Por Agencias 

Estados Unidos.- Rurik Jutting tení­a una carrera brillante. Graduado en la prestigiosa Universidad de Cambridge, trabajaba en Merrill Lynch y fue trasladado a Hong Kong, donde pasó a ganar 450 mil dólares al aí±o. Su vida se desarrollaba tal como la habí­a planeado: lujos, dinero y mujeres. Y excesos, obviamente.

Jutting fue acusado de asesinar a dos trabajadoras sexuales de Indonesia con quienes quiso pasar noches repletas de sadismo y crueldad.

El banquero grabó todo con su smartphone. Incluso cuando le cortó el cuello a una de sus huéspedes en su hotel de lujo en Hong Kong. Ellas eran Sumarti Ningsih, de 23 aí±os, y Seneng Mujiasih, de 26. Hoy, Jutting pretendió declararse culpable de un cargo de homicidio menor al que la fiscalí­a quiere imponerle. El pedido no prosperó.

El fiscal John Reading describió hoy cómo el 25 de octubre de 2014 el acusado sometió a Ningsih a impiadosos actos de violencia usando su cinturón, juguetes sexuales, tenazas y sus propios puí±os. Pero no fue una noche. Todo transcurrió durante tres interminables dí­as. Incluso, el banquero inglés obligó a su ví­ctima a lamer el toilet. Fue en ese momento cuando le cortó el cuello.

"Luego de torturarla durante tres dí­as, la llevó al baí±o, la hizo arrodillar frente al toilet con sus manos atadas en su espalda. Hizo que lo lamiera y luego le cortó su garganta con un cuchillo serrucho", explicó Reading. El cuerpo permaneció allí­ por unos dí­as, hasta que lo escondió en una maleta y dejó en el balcón.

Jutting se grabó en su teléfono celular y confesó el brutal homicidio. En él dice: "Definitivamente no pude haberlo hecho sin cocaí­na".

Dí­as después, en un bar de Wan Chai, conoció a Mujiasih. Le ofreció una gran suma de dinero para tener sexo. Aceptó. Fueron a su departamento y comenzó el segundo crimen. Al ingresar, la mujer vio una mordaza hecha con cuerda que estaba en el sofá. No le gustó la escena y comenzó a gritar. Jutting tomó un cuchillo que estaba escondido entre los cojines y le advirtió que dejara de gritar.

"Continuó luchando y gritando y él le cortó la garganta", contó Reading a los jurados. Grabó otro video en su iPhone. Muestra el cadáver de la joven y le dice a la Policí­a que habí­a tomado el resto de la cocaí­na que tení­a. Llamó al número de emergencia. Al llegar, los agentes vieron la escena. Seneng estaba aún con vida, pero los paramédicos no pudieron salvarla. El banquero confesó todo.

Jutting enfrenta cargos que lo llevarí­an a vivir el resto de su vida en una prisión de Hong Kong. El juez Michael Stuart-Moore advirtió al jurado que habí­a aspectos "particularmente horribles" en este caso y les indicó que las fotografí­as en color que habí­a como pruebas "no son placenteras de mirar. Son extremadamente perturbadoras".

La vida de Jutting en Hong Kong, donde arribó en 2013, era de excesos y nocturnidad. Era usualmente visto en clubes de strep tease. Viajaba regularmente a Filipinas para tener encuentros sexuales extremos. Las jóvenes tení­an visa de turismo. Antes, habí­an ingresado a la isla para trabajar como servicio doméstico, pero tiempo después cambiaron su profesión.

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