El creador de la cerveza Coronita le colocó con los aí±os al pueblo una red de tuberías nuevas, con dos depósitos y captaciones que permitieron abastecer de agua a todos los habitantes
Por: Agencias
Ciudad de México.- Tras el fallecimiento de don Antonio Fernández, expresidente durante tres décadas del Grupo Modelo, fabricante de Coronita, a los 98 aí±os, el pueblito en Espaí±a espera ahora parte de su fortuna.
Así, Cerezales del Condado, provincia de León, fue el pueblo que vio nacer a don Antonio Fernández, quien en 1949 emigró a México, sin embargo, su corazón siempre estuvo en su pueblo natal, que a pesar de la distancia se dedicó a mantenerlo con vida, literalmente.
El creador de la cerveza Coronita le colocó con los aí±os al pueblo una red de tuberías nuevas, con dos depósitos y captaciones que permitieron abastecer de agua a todos los habitantes, pues en 2006 algunos aún no la tenían asegurada; asimismo arregló el cementerio y su carretera; urbanizó la plaza; restauró la iglesia y la ermita, entre otras muchas cosas más.
âSi no fuera por él este pueblo no sé cómo estaría, porque no tenemos dineroâ, asegura Maximino Sánchez, dueí±o de la cantina del lugar.
Ahora, la fortuna y la generosidad de Fernández han vuelto a ser noticia esta semana en León, donde es un personaje muy conocido. La prensa local aventura que ha repartido como herencia entre sus numerosos familiares de la provincia cerca de 200 millones de euros, según El Diario de León. Don Antonino no tuvo hijos, pero era de una familia de 13 hermanos y cuenta con multitud de sobrinos. En Léon se ha hablado mucho, claro, como si hubiera caído el Gordo de la Lotería. Su familia no quiere comentar el tema.
MILLONES DE EUROS
En todo caso, el amor de este indiano de Cerezales por su tierra habla por sí solo. Esta aldea modesta atesora también desde 2008 un centro cultural y de arte contemporáneo, la Fundación Cerezales, un proyecto de Fernández, y están construyendo otra sede todavía más grande, que se inaugurará en primavera. Obra de los arquitectos Alejandro Zaera Polo y Maider Llaguno, será una especie de pequeí±o Guggenheim rural de madera, con forma de granero, entre chopos, nogales y nidos de cigí¼eí±a.
Dos matrimonios mayores, vecinos del pueblo que ahora viven fuera, aseguraron que âa don Antonino lo queremos muchísimo, por supuesto, por todo lo que ha hecho por el pueblo. Muchos tienen dinero y se lo guardan, pero él no, era muy buena personaâ.
ALTRUISTA
La Fundación Cerezales, presidida por su sobrina María Rosa Juárez, ha expuesto obras de Serra y Chillida, fotografías de Cristina García Rodero y Chema Madoz, y en total organizó 110 actividades el aí±o pasado. Atrajo a este rincón de León a más de 10 mil personas.
Montan conciertos de jazz en la plaza en verano y de música clásica en las iglesias de la comarca, talleres para nií±os, conferencias. Un milagro en medio de los páramos del río Porma y el Curueí±o.
La razón hay que buscarla casi un siglo atrás, cuando Fernández tuvo que dejar el colegio con 14 aí±os, contra su voluntad, porque su familia no se lo podía permitir y necesitaba que ayudara en el campo.
âPor eso, su mayor deseo era reabrir las antiguas escuelas del pueblo, que cerraron en los aí±os 50, para poder dar la educación que él sólo pudo disfrutar en parte. El problema es que ahora ya no había nií±os en el pueblo y entonces tuvo la idea de una fundación que realizara actividades culturalesâ, explica Lucía Alaejos, portavoz de la entidad. Este aí±o, otro milagro: ha llegado una familia con dos nií±os, una excepción en la despoblación imparable de la zona. Sólo queda gente mayor.
NACIDO EN LA POBREZA...
Don Antonino, como se le conoce, es un ejemplo de libro de los llamados indianos. Nacido en la pobreza en 1917, hizo fortuna en México al convertir a la empresa Modelo, fabricante de la cerveza Corona, en una de las líderes mundiales del sector, y nunca se olvidó de sus orígenes. Pero ni se ha levantado una mansión, ni ha plantado palmeras, ni ha aspirado a ser marqués.
La casa familiar es la misma, decentemente arreglada, aunque ahora la antigua calle Real lleva su nombre. Es un caso amable de filántropo que quiere a su gente y es querido.
âEra una persona excelente, muy tranquila, venía todos los veranos. Se tiraba dos meses por aquí, asistía a los aluches âlos combates de lucha leonesaâ, que le gustaban mucho, y hablaba con todos sin darse mayor importancia, intentaba ayudar a la genteâ, relata Manuel Ferreras, Alcalde de Vegas del Condado, cabeza del municipio que engloba a Cerezales y otras 12 localidades.
COMBATE âMORTALâ
Antonino Fernández sabía lo que era sufrir. Le tocó hacer su servicio militar a los 19 aí±os justo cuando empezó la Guerra Civil, y se la hizo entera. En la batalla de Teruel, de los 900 de su compaí±ía quedaron él y otros seis. En la posguerra consiguió empleo de policía municipal en León, hasta que se casó con Cinia González, de la más famosa familia indiana de la comarca, los llamados mexicanos de Vegaquemada. Su tío era Pablo Díez, uno de los fundadores de la Modelo en 1922, y se fueron para México a probar suerte en la empresa familiar.
Fernández empezó desde abajo y acabó de presidente en 1972, cuando murió Díez. Fue el artífice de la modernización de la compaí±ía y su salto al mercado mundial, una aventura en la que llegó a sufrir un secuestro en 1977 durante el que le pegaron un tiro en una pierna.
La labor filantrópica de Fernández, profundamente católico, tiene otro pueblo de referencia, La Virgen del Camino, muy cerca de Léon, donde se halla el santuario del mismo nombre.
Pablo Díez ya financió la construcción de la moderna basílica en 1961, con esculturas de Subirachs, y Fernández ha continuado el mecenazgo. En el antiguo seminario de los dominicos, puso en pie en 2002 la empresa de servicios Soltra, que hoy da trabajo a 300 personas, el 93% discapacitados.
âHa tenido una relación especial con ellos, y ellos sentían esa cercanía, se ve cuando es auténtica. Hasta que estaba ya muy mayor venía todos los aí±os, y transmitía una gran cercaníaâ, dice José Antonio Idoeta, gerente de la compaí±ía.
Soltra tiene divisiones de marketing y gestiones administrativas, servicios de limpieza y jardinería, entre otros, y otra industrial de automoción y energía eólica. Idoeta tiene un recuerdo bien grabado de Fernández de sus encuentros: âNo se preocupaba de lo material, sino de lo sentimental, sus valores no eran los habituales en un empresarioâ.