
Adoradores de serpientes, seguidores de Caín, filósofos y profetas tuvieron su parte en la difusión de variantes del cristianismo y compitieron con la doctrina oficial por la fe de la gente.
Por: Agencias
Ciudad de México.-Â Desde sus orígenes la cristiandad acumuló poco a poco una gran cantidad de fieles y sectas, aunque siempre hubo diferencias teológicas entre muchos bandos. También hubo una gran mayoría que mantuvo cierta unidad de pensamiento, dirigida por los obispos de Roma.
Durante su evolución se consolidó como religión oficial en todas las provincias del decadente Imperio romano y surgieron también escritores que desarrollaron la teología de la religión y se defendieron ante las abundantes ideas paganas. El judaísmo es testigo de cómo esta secta se separó de la religión de Abraham y se hizo autónoma.
Aunque las persecuciones de cristianos ocurrieron históricamente, en realidad no tuvieron la magnitud trágica que muchos quisieran creer, sino que fueron, por lo general, asuntos locales y restringidos. Fue durante su formación en los siglos II y III, que en la Iglesia cristiana reinó cada grupo encabezado por un teólogo o sacerdote.
1. Ofitas Llamados así porque adoraban a las serpientes, ya existían desde tiempos de Jesucristo como una pequeí±a secta en Egipto. Aceptaron posteriormente el cristianismo; fusionándolo con teosofía oriental, budismo y platonismo. Para ellos la serpiente que ocasionó la caída de Adán y Eva no era malvada sino una heroína que los liberó de una prisión diseí±ada por el Dios Laldabaoth (hijo del caos).
Este último, se creía un ser único, sin embargo, su madre era nada menos que el eón Sofía (la inteligencia), quien usó a la serpiente para arruinar sus delirios de grandeza e invitar a Eva a comer el fruto prohibido. Durante la ceremonia de la eucaristía sus seguidores liberaban a una serpiente en la mesa de la comunión.
2. Cainitas Secta agnóstica que surgió en el siglo II en el este del Imperio romano y cuya característica principal fue venerar a Eva, Caín y a Judas Iscariote. En su versión, el Dios del Antiguo Testamento era en realidad un demonio que había arrebatado el principio divino de los mortales, alejándolos del Dios verdadero. Caín sería uno de los seres primordiales, quien había sido víctima del demonio, mientras Judas guardaba toda la verdad agnóstica de Jesucristo.
- Montanismo Surgió a mediados del siglo II en la región de Frigia, península de Anatolia, actualmente Turquía. Su nombre deriva de Montano, sacerdote pagano adscrito al culto de la diosa Cibeles, convertido al cristianismo y bautizado en el aí±o 155. Montano se declaró poseído por el Espíritu Santo y comenzó a decir profecías en su nombre.Al poco tiempo se le unieron dos mujeres, Prisca y Maximila, discípulas que también profetizaban. Aunque en aquella época los âprofetasâ abundaban, Montano y sus compaí±eras fueron sobresalientes; se distinguieron por protestar contra la facilidad con que la Iglesia perdonaba los pecados y el modo en que se adaptaba a las exigencias de la sociedad.Según Montano, con él terminaba una etapa de revelaciones, y tras su muerte vendría el fin del mundo. El montanismo se extendió por toda Asia Menor, alcanzó a Roma y el norte de ífrica. Fue tan grande su influencia que esta secta llegó a organizarse jerárquicamente; las mujeres podían obtener cargos de obispos, presbíteros y diáconos. En su momento llegó a considerarse como el rival más peligroso para la Gran Iglesia.
- Basilidianos Seguidores de Basílides de Alejandría, la secta en realidad había sido fundada en el siglo II por el hijo de éste, llamado Isidoro. Autoproclamado discípulo del apóstol Matías y de un compaí±ero del apóstol Pedro, se extendieron principalmente por Egipto y la península Ibérica. Proclamaban que las pasiones fueran llamadas âapéndicesâ, una especie de espíritus que tomaban posesión de la psique racional, a la que se les unían espíritus de animales, plantas y minerales, que embrutecían a las personas.En el mundo helénico del siglo I no se creía que las estrellas fueran divinidades. Los basilidianos creían que existían cinco eones âperíodos en los que se encuentra dividido el tiempo de la Tierra desde el punto de vista geológico y paleontológicoâ principales: la mente, la palabra, la inteligencia o prudencia, la sabiduría y el poder; de estas dos últimas surgían 365 paraísos en orden descendente, que en conjunto formaban el Abraxas; el dios hebreo vivía en el nivel más bajo y creó un mundo ilusorio donde puso a vivir a los hombres. Para llevar el conocimiento y liberarlos envió a Cristo (la mente).
Con información de Muy InteresanteÂ