
Poner atención al comportamiento del pequeí±o es fundamental, seí±alan expertos.
Por Ana Luisa Casas
Saltillo, Coahuila.- La principal estrategia para combatir el índice de agresiones sexuales contra menores de edad es la educación sexual que reciban en casa, afirmó Martha Alicia Flores Prida, directora del Centro de Evaluación Psicosocial del Estado, pues además de enseí±ar a los nií±os cómo cuidar su cuerpo, se procura el control de sus impulsos que en un futuro los previene de convertirse en un agresor.
âUn agresor es una persona que desde muy pequeí±o no fue educado para controlar sus impulsos y que además de eso nunca recibió una educación u orientación sexual, por lo que a su primer impulso de saciar un placer genital ataca a su víctimaâ, explicó la especialista.
Quien calificó como deteriorada la educación actual de casa, provocada por el temor de los padres al negar a los nií±os un dulce o un permiso, cuando en realidad no les están enseí±ando a controlar sus impulsos.
âSi un nií±o quiere un dulce pero no puedes dárselo en ese momento tendrá que aprender que no se puede y controlar su deseo de saciar el antojo, pues, por lo contrario, si nunca logra controlar sus impulsos y además carece de una educación sexual, podría convertirse en un violador aí±os más tardeâ, manifestó.
El problema es, que los padres temen decirle ânoâ a sus hijos, porque creen causarles daí±o al no saciar siempre sus necesidades y cada vez más nos topamos con padres controlados por sus hijos y pequeí±os que no desarrollan un control de impulsos ni emociones, son nií±os que rompen un juguete si no funciona o golpean a alguien si no obtiene lo que quiere, seí±aló como ejemplo.
TABíES Y RELIGIíN
La educación sexual que reciben de los padres aún se ve limitada por creencias y religión, o incluso restringida bajo la excusa de que hablar sobre sexualidad con adolescentes es otorgarles el permiso para que la inicien a temprana edad.
En los libros de texto de nivel básico se muestra de una forma muy generalizada y en las aulas son temas poco abordados, lo cual no abona en nada al desarrollo integral del nií±o.
âNo estamos evitando que las agresiones de tipo sexual se detengan desde el origen, sino provocando que en medio de un descontrol de emociones e impulsos se llegue a cometer un delito, pues es mentira que sólo quienes hayan sido violados en su infancia repliquen la conducta, sino también quien no haya sido víctimaâ, aclaró la especialista.
âEs importante que desde pequeí±os usen los nombres correctos de los genitales, hay que explicarles abiertamente que nadie puede tocar su pene, sus testículos, su vulva o su vagina, ni tampoco sus nalgas o sus senosâ, dijo Flores Prida.
Si un pequeí±o no sabe qué significa que otras personas trasgredan su cuerpo, explicó, si no sabe que nadie debe tocar sus partes íntimas y cuáles son, o que hacerlo es causarle daí±o aunque sea a través de un juego el pequeí±o va a permitirlo.
âHay quienes a través de un juego, envuelven a la víctima y evitan que los mismos infantes tomen en cuenta los tocamientos, frotamientos o penetraciones como un riesgo o agresiónâ, comentó.
INCIDENCIAS
La especialista explicó el porqué las cifras sobre el índice de nií±os abusados sexualmente siempre serán ânúmeros negrosâ, al admitir que habrá casos en que una persona haya sido violentada sexualmente en la infancia y siempre calló al no saber que se trataba de un abuso.
Coahuila tiene una alta incidencia de vulneraciones del tipo sexual en contra de menores de edad, de los cuales el 90% se cometen por familiares o personas muy cercanas, según información de la Procuraduría de los Nií±os, las Nií±as y la Familia (Pronnif).
Por esto, es importante que los nií±os aprendan sobre su cuerpo, sin tabúes, sin morbos, sin que los padres restrinjan o hagan metáforas con la información, dijo la también anterior directora de Atención a Víctimas.
âNo hay una edad exacta para hablar con los nií±os o adolescentes sobre sexualidad como tal, sino que los padres deben llevar el ritmo de curiosidad con el que sus pequeí±os cuestionan, mientras más apertura haya desde un principio, los nií±os sentirán la confianza de exponer sus dudas que si rechazan, callan o regaí±an a los menores por preguntarâ, subrayó.
Y de esta forma, reiteró, la cadena de abusos sexuales, haya o no haya sido víctima de violación sexual el agresor, pueda visibilizarse, comprenderse y concientizarse en los padres, pues lamentablemente hay quienes pasan por desapercibido las alertas de que un menor fue víctima de abuso.
âEs imposible ignorar que si mi hijo ha cambiado sus hábitos alimenticios, de sueí±o, se aísla, imita posiciones sexuales, se encuentra irritado, enojado, muestra rechazo o molestias al revisar sus partes íntimas en la ducha, por ejemplo, saber que algo le está pasandoâ, consideró la entrevistada, sin embargo, las madres de familia no lo hacen, pues el agresor es su cónyuge o algún familiar cercano.
âLo más lamentable es saber que los padres ignoren las actitudes, cambios o alertas que muestran los menores al ser agredidos sexualmenteâ, dijo, pues aunque debería bastar la confesión de un nií±o para creerle todavía hay mamás que contestan a sus hijos cosas como âLo dices porque no quieres que yo sea felizâ, cuando se trata de una nueva pareja de la madre o âtú nada más andas inventando cosas, cómo vas a decir eso de tu padreâ.
TRABAJAR AUTOESTIMA
Por su parte, Hortencia Gutiérrez Valdés, presidenta del Colegio de Pediatras del Estado de Coahuila Capítulo Saltillo, hizo un llamado a los padres de familia para âleerâ (identificar) los comportamientos de sus hijos en caso de un probable abuso sexual y al mismo tiempo empoderarlos para protegerlos.
Fomentar la autoestima en los nií±os y educarlos con buenos tratos es como darles un escudo que puede protegerlos de la violencia sexual, sostuvo la pediatra, pues un nií±o con baja autoestima es más vulnerable ante un agresor.
âLos agresores se dan cuenta de qué nií±os son los que están abandonados y se acercan de una manera muy seductora hasta que el menor piensa que para esa persona sí es importante, pues los nií±os con problemas de autoestima tienen más anhelo de recibir afecto, entonces, llegan a aceptar caricias, abrazos o besos, aunque los hagan sentir incómodos, con tal de tener algún tipo de aprecioâ, explicó.
Por lo que recomendó pasar el mayor tiempo posible con los hijos, ayudarlos a valorarse a sí mismos, dado que el nií±o que se siente valioso y escuchado guardará menos secretos y podrá hablar con ellos si le pasa algo que le provoque vergí¼enza o incomodidad.
Y enseí±arles, que si bien un maestro, un adulto o su propio padre representan una autoridad no debe hacer caso a acciones que le provoquen inseguridad y denunciar si está siendo agredido, destacó.
Asimismo, agregó que si los pequeí±os presentan cambios repentinos en su estado de ánimo como furia, miedo, inseguridad o retraimiento, da pie a iniciar una conversación sobre temas sexuales, desarrolla un miedo inusual o nuevo en relación con ciertos lugares o personas, se rehúsa a hablar acerca de un secreto compartido con un adulto o nií±o mayor, dibuja o juega con imágenes atemorizantes o sexuales debe ser cuestionado con la confianza de que cuente lo que le está pasando.
ESFUERZO INSUFICIENTE
Aunque en México fue decretado el 19 de noviembre para conmemorar el Día Nacional contra el Abuso Sexual Infantil desde el 2016, los esfuerzos para contrarrestar las cifras de las víctimas son insuficientes, pues México ocupa el primer lugar a nivel mundial en abuso sexual, violencia física y homicidios de menores de 14 aí±os, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE en 2014.
Según estadísticas de este organismo, 4.5 millones de infantes son víctimas de este delito, mientras que sólo el 2% de los casos son denunciados.
En el informe anual 2014 del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia de la Unicef, se registró que México destina de los más bajos presupuestos a atender el abuso sexual infantil.
Apenas el 1% de los recursos destinados a la infancia se dedica a la protección contra la violencia, abuso y explotación de infantes y adolescentes.