Además de todo esto, el cuerpo de Priscila, quien estuvo cautiva dos aí±os y medio, permaneció otros tres aí±os sin identificar
Por: Agencias
Ciudad de México.- Marco Vinicio perdió todo con el secuestro de su hija Priscila. Para pagar a los secuestradores, el hombre vendió lo que tenía, contrajo deudas que lo llevaron a la cárcel y, aunque hizo dos pagos, los delincuentes no cumplieron⦠y mataron a la joven.
Además de todo esto, el cuerpo de Priscila, quien estuvo cautiva dos aí±os y medio, permaneció otros tres aí±os sin identificar.
Priscila fue secuestrada en el 2007 cuando iba a la escuela. Entonces había comenzado la carrera de Economía en la UNAM. El día del plagio iba en un VW Beetle, que sus padres le habian regalado.
Marco Antonio Vinicio Loera, el padre de la joven, quien era en ese entonces un pujante empresario de la rama de transporte, entregó dos rescates: el primero de 500 mil pesos y otro de 115 mil dólares y joyas.
Vendió por lotes los camiones que poseía, se fue a la bancarrota, contrajo deudas y por ello estuvo casi un aí±o preso.
La familia recibió el cabello de la joven, cartas escritas por ella, videos donde la maltrataban y los lóbulos de las orejas.
Pero tras más de dos aí±os y medio de cautiverio y tortura, Priscila fue asesinada.
El cuerpo lo encontraron en febrero del 2010 en un paraje de Huitzilac, Morelos. Tenía dos disparos en la cabeza y huellas de tortura. Y estuvo en calidad de desconocida por tres aí±os.
âEsta banda casi nos destruyó como familia y prácticamente nos destruyeron la vidaâ, afirma Marco Vinicio.
Para Marco Antonio, las autoridades capitalinas no lo apoyaron lo suficiente, pues aún no han ubicado a todos los integrantes de la banda que secuestró, torturó y asesinó a su hija.
âMe dejaron solo en el secuestro de mi hijaâ, aseguró el padre de familia.
Ya pasaron casi 9 aí±os del plagio de Priscila, y su papá tiene los sentimientos a flor de piel.
Le duele recordar que nunca fue bien asesorado, por el personal de la Procuraduría de Justicia capitalina, para exigirle a los secuestradores hablar con su hija, mientras estaba en cautiverio.
También, le molesta saber que tenían datos que podían ayudar a capturar a la banda, llamada âLas Pelonasâ, como se les conocía porque plagiaban a mujeres a las que cortaban el pelo, pero las autoridades se negaron a actuar, pues le decían que su hija podía estar en riesgo.
Sin embargo, Marco aún sigue en pie de lucha, pues actualmente elabora un proyecto para modificar la Ley de Víctimas de Secuestro que presentará al Senado.
Solicitará que los familiares o amigos de un plagiado estén enterados de todos los procedimientos judiciales y legales ante las comisiones de derechos humanos, para poder actuar en consecuencia.
âLo que a mí me queda de parte de las autoridades es que me dejaron solo, lo digo porque aunque había gente disque asesorándome, nunca me dijeron que tenía que exigir hablar con mi hija.
âQue eso debe ser el protocolo, no es una prueba de vida, es una prueba de respeto hacia ella, sólo hablaba con el secuestrador y hasta ahíâ, dijo.
Hasta ese momento había sido uno de los secuestros más largos en la Ciudad de México.
âLa banda que plagio a mi hija es en extremo violenta, nos obligaba a mi familia a subir a un vehículo y ahí nos iban obligando a escuchar lo que le hacían a mi hija, nos destruyeron la vidaâ, comentó el padre de familia.
âA mí me dijeron que tenían que matarme, les contesté que sí, que uno de ellos me matara y dejaran a mi hijaâ.
âNos citamos en el antiguo cine de la Raza, los vi pasar varias veces en una camioneta, pero las autoridades no hicieron nada a pesar de que también los vieronâ.
Por estos hechos, Nino Colman Hoyos Henao, originario de Colombia, es el único detenido por el plagio. El hombre fue arrestado 11 de agosto de 2009.