
Una saga que ha cautivado a generaciones, llena de dudas sobre el futuro de la humanidad a raíz de sus defectos.
Por:Â Redacción
Saltillo, Coah.- Era 1968 y el mundo pasaba por una época convulsa, cargada de transiciones sociales y con rudimentarios efectos especiales a disposición. Se trataba de un planeta que necesitaba reorganizarse, un planeta a punto de estallar... un planeta de los simios. Lo que aparecería en las pantallas de cine sería la visión de un francés âPierre Boulleâ, que cinco aí±os antes reflejaría en su novela El Planeta de los Simios y a posterior gestaría una de las sagas más memorables no sólo de Hollywood, sino de un universo cargado de fanáticos a la historia que plasma los más grandes temores de la humanidad. El Planeta de los Simios logró introducir una historia profunda y reflexiva, utilizando, como todas las grandes obras de ciencia ficción, la especulación futurista para explorar temas sociales, políticos y culturales de la actualidad, pero sin dejar que éstos se entrometan en la acción y las situaciones dramáticas de la película. Mientras la guerra de Vietnam, la guerra fría, y los movimientos estudiantiles resonaban con fuerza, fue en la literatura, en la televisión y el cine, donde los simios encontraron espacios para fungir como avatares, para poner fuera del ser humano las situaciones del momento, entenderlas, analizarlas, reflexionarlas y generar entretenimiento con ello. El significado de sociedad se pone en entredicho desde el principio. Resulta difícil acostumbrarse a los cambios en ella y en la saga se ve cómo los golpes súbitos a las creencias y la estructura moldean el carácter, cambian la personalidad, pero en especial, revaloran el instinto de supervivencia. Era 1968 cuando los simios llegaron a la pantalla y provocaron un revolución mediática... ¿simios dominando al mundo? ¡Qué locura! En especial por la forma en cómo muestran a una especie que logra fácilmente adaptarse a las costumbres humanas, las que aborrecía de inicio, pero que finalmente se convierte en su peor enemigo. Así corren los aí±os y las entregas de la saga. Con ajustes leves, pero atinados en determinadas circunstancias que marcaron aún más la conexión de la audiencia con la historia. Marcadas diferencias sociales entre los propios simios, una educación marcada por los intereses de quienes tenían el poder, una instrucción religiosa cuya finalidad era alabar al gran creador, cargado de idolatría, sin opción alguna al cuestionamiento, son algunas de las primicias. Pero también está el menosprecio y odio por âseres inferioresâ, en este caso los humanos, borrados de la historia, pero usados como esclavos... así como era al contrario en un principio, un inicio sólo accesible para los pensadores, los privilegiados. Suma de miedos El desconocimiento e indiferencia hacia el otro es imperante en el mundo y en el planeta de los simios ocurre bajo la misma tónica. Las técnicas de sometimiento son tales para demostrar superioridad que recuerdan a los campos de concentración nazis e incluso a situaciones vividas en prisiones como Guantánamo. Sin oportunidad de mostrar algún dejo de inteligencia, en la primera parte los humanos son tratados como bestias, así como más adelante se mostraría que el hombre hacía lo mismo con sus âmascotas-sirvientesâ: los simios. Se trata de un toma y daca sobre los conflictos que derivaron en una gran batalla por el control, por la superviviencia. El miedo a perder la individualidad, el temor de perder la identidad como grupo, el terror de perder como especie, son grandes temas que se desglosan en el entendimiento del por qué sólo una especie podrá ser dominante. César como eje Para reflejar todo lo escrito en líneas anteriores está César, el simio llamado a ser líder, orillado a tomar fuertes y cruentas decisiones, por el bien de su especie, mostrando siempre destellos de âhumanidadâ, de corazón. El cómo se entrelazan la primera saga de películas y la más reciente, cuyo estreno se da en el país esta semana, es interesante desde el punto de vista narrativo. Familia, alimento, hogar, tienen significancia cuando se traslada al plano emocional y en esta saga no existe algo más emocional que una sola palabra: ânoâ, un ya basta a las injusticias, al mal trato, a la indiferencia, a la violencia... aunque la violencia misma es la fórmula inevitable para resolver los conflictos. Así ha sido la historia de la humanidad, así quedó plasmado en una novela que dio pie a la saga en 1963, así busca una especia tomar su propio camino, así fue, es y será el planeta de los simios.